El cielo abrazaba la noche y las agujas del reloj se movían al ritmo de los latidos de ansiedad en el corazón de Cecilia Cumpián, la joven fan que aguardaba la llegada de Nito Mestre al salón de Urquiza Bar para la prueba de sonido que efectuó ayer, previo a su primer recital de este fin de semana en San Juan. Por dentro se agitaban muchas emociones, pensando mil maneras para ver con qué palabras le daría la bienvenida. Apenas el legendario músico, fundador de Sui Generis se bajó del auto, los ojos de Cecilia brillaban como si tuviera luces, tal como si fueran efectos especiales del cine.
Nito la sorprendió: "Hola Cecilia, al fin nos conocemos mi gran amiga de Facebook", soltó el astro con naturalidad. Y con una alegría inmensa, la muchacha de rulos que se dio el lujo de tocar con Gustavo Santaolalla en el Auditorio el año pasado (nada menos que "Mañanas Campestres"), ahora se fundió en un tierno abrazo con su máximo ídolo del rock nacional. "No puedo creerlo, ahí está, no sé qué decirle", rabiaba con ella misma cuando lo vio subir al escenario acompañado por el resto de sus músicos.
‘Este tipo me enseñó todo. El hecho de ser humilde y remarla tanto en su vida. ¿Qué le pregunto, qué le digo? Encima sabe cómo me llamo, ¿qué más puedo pedir? Es la historia viva del rock nacional’, hablaba para ella misma.
Antes de comenzar con el ensayo, Nito le dio una sorpresa a la joven que ésta jamás olvidará: su último álbum titulado ‘Flores de Nashville’, material que incluye canciones inéditas y además un DVD sobre el último concierto sinfónico que dio en el Auditorio Juan Victoria. Ella, eternamente agradecida.
Con unas horas de retraso, el cantante apuró el trámite y arrancó con la prueba de sonido. En el escenario estaba junto al guitarrista mendocino Pablo Riquero y los sanjuaninos Piano Flores (al piano) y Luciano Gutiérrez (saxo), quien se sumó un rato después.
Mientras enchufaban cables y ajustaban los niveles acústicos de los instrumentos, Nito calzó la guitarra, activó la pedalera y el ‘1, 2, 3, va’, echó a rodar. En la rutina practicaron ‘Hay formas de llegar’, ‘Cuando ya me empiece a quedar solo’ y ‘Bienvenidos al tren’, entre otras que formaban parte del repertorio habitual que iba a escucharse en el show. Como testigo de lujo, Cumpián estaba en trance como ‘saltando sobre las nubes’ siguiendo a su ‘prócer’. Cantaba bajito moviendo los labios, apretándose las manos y con una sonrisa dibujada en su rostro, mostrando una felicidad total. Tener a su máximo referente musical en persona no tiene ningún precio para esta joven que con 15 años de edad (estudiante de la carrera de Intérprete Musical, piano y guitarra), hizo de un sueño una realidad. Algo que su memoria jamás borrará.