"Me recibí, muchachos. Ya puedo decir que soy intérprete musical en guitarra…", escribió en su cuenta de Facebook. Y hasta ahí podría ser la historia de cualquier chica o chico que culmina sus estudios, pero la de ella no es una historia más: "…Y la primera persona ciega egresada del Departamento de Música de la Universidad Nacional de San Juan", completó el mensaje antes de agradecer a "innumerables personas e instituciones" que creyeron en ella; y con el único objetivo de animar a otros con la misma ilusión. Por eso añadió: "Si sos persona ciega, está clarísimo que podés estudiar en la Escuela de Música de San Juan. Ya hay un antecedente que se quedó hasta el final, que se recibió y que egresó". Fátima Garro es bien conocida en el ambiente artístico local, que ha transitado abrazada a su guitarra. Oriunda de San Martín, muchos conocen de su tenacidad y esfuerzo; y por eso es que las felicitaciones no tardaron en llegar, por todos los medios.

"La verdad es que es una gran alegría, fueron muchos años de esfuerzo, ocho años… de hecho en el diario también me hicieron una nota cuando entré porque fue todo un acontecimiento, fue difícil entrar… la Comisión de Discapacidad de la Universidad fue la que intermedió para que me tomaran la prueba como a cualquier estudiante; pero después los mismos que me habían dicho que no entrara me ayudaron con las materias y otras cosas… Bueno, uno puede elegir y yo prefiero quedarme con los resultados" comentó a DIARIO DE CUYO Fátima, a quien en 2014 este medio le hizo una nota por ser la primera alumna ciega en el Departamento de Música de la UNSJ que estudiaba usando partituras transcriptas al sistema Braille. Fue eso justamente lo que hizo un poco más largo su tránsito, ya que Fátima debía enviarlas a Buenos Aires para su transcripción. "En la Escuela me pasaban las partituras por e-mail en PDF, yo las mandaba junto con el papel a transcribir porque allá hay varios transcriptores y luego ellos me las mandaban en papel, listas para estudiar, por correo postal. Ese proceso de ida y vuelta, y luego el tiempo de memorización, hizo que me demorara en la carrera. Ya en este último tiempo, como la transcriptora enfermó y yo tenía que arreglármelas sola, las hacía yo; una persona con vista me dictaba y directamente yo las copiaba a mano", explicó. 

Fátima no le contó a nadie que la materia que rendía el viernes pasado, Práctica de Conjunto, era la última. "En realidad no dije nada porque no sabía si iba a aprobar y me daba como vergüenza… hasta el final no lo supe realmente. Fue un concierto de fin de año que era evaluativo y no sabía si había cubierto las expectativas como para aprobar la materia. Cuando me dijeron que sí…", hace una pausa, como si no tuviera palabras para explicar lo que sintió en ese momento. 

"No importa si soy ciega, morocha, judía o tengo un vestido gris. Importa la trayectoria artística".

Ahora la idea de Fátima es ir por más y, tenaz como es, planes no le faltan. Ya tiene en mente el Profesorado Universitario en Educación Musical, que también se imparte en la Escuela de Música de la UNSJ; y además le gustaría ejercer la docencia, en escuelas comunes y especialmente en la Escuela Braille por un tema muy puntual: "Actualmente no se enseña musicografía Braille, que es el sistema de lectoescritura de la música para personas ciegas. A mí me enseñó la última persona que quedaba en San Juan que sabía, Jorge Arancibia; y ahora sólo quedo yo con ese conocimiento y es necesario replicarlo para que no se pierda, porque habilita a las personas ciegas para entrar a cualquier institución musical si quieren seguir una carrera; y también para concursar en el Coro Nacional de Ciegos o en la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, de la Nación", resaltó. "Hay muchas personas ciegas que se dedican a la música, pero como está el mito de que tienen un súper oído, se conforman con eso y piensan que no es importante la lectura de la música. Sin embargo es importante que sea una actividad combinada, el talento natural y leer partituras, porque generalmente con el oído no alcanza", opinó. 

En cuanto a lo artístico, luego de haber aprovechado el tiempo de pandemia para avanzar en sus estudios, poco a poco recupera aquella presencia que supo marcar en los escenarios con su repertorio latinoamericano. "Mucho antes de recibirme yo ya hacía un trabajo artístico interesante, con un reconocimiento a nivel provincial", dijo Fátima, que se complace en "haber dejado de ser la cieguita que canta" y subraya la importancia de que los artistas sean considerados desde la trayectoria y no desde la discapacidad o cualquier tipo de condición. "No importa si soy ciega, morocha, judía o tengo un vestido gris. Importa la trayectoria artística", expresó serena y convencida. Y en esa misma sintonía, Garro reconoció que le gustaría que se valore más su trabajo en escena, porque además eso le permitiría ir por su sueño de una banda estable. Sin embargo, siente que "de a poco se va logrando". "Sí, creo que he ido logrando muchas cosas", reflexionó en voz alta la flamante intérprete musical en guitarra.