Jura y perjura que ya se secaron los miles de litros de lágrimas que derramó por Brad Pitt. Y para los escépticos que no están muy convencidos de sus declaraciones, se anima a confesar más. El rubio bonito ya fue y ahora Jennifer Aniston -que, como viene siendo costumbre, acaba de separarse de su último novio, el 10 años más joven John Mayer- tiene en la mira a otro señor, por el que también mueren las mujeres más lindas del mundo. Sí, la actriz de Friends quiere enamorar nada menos que al agente 007. Y dispuesta a hacer todo lo necesario para convertirse en una chica Bond, será que la rubia decidió dejar de lado sus pudores y aceptar propuestas para mostrarse como Dios la trajo al mundo en la primera edición del año de la famosa revista norteamericana GQ; además de hacer fotos muuuuuy sensuales para un calendario 2009; dos producciones que hasta el día de hoy siguen provocando revuelo… y un aumento en la tasa de infartos masculinos, ya que si bien no es Pamela Anderson, la blonda tiene lo suyo.

A decir verdad, superada la portada de la revista en cuestión (sólo lo sabrán quienes consiguieron dar vuelta la tapa), Jenn abre su corazón y concede una entrevista profunda donde muestra mucho más que su muy bien cuidada cascarita. Claro que, si entre sus intenciones estaba que alguien la leyera… Es que, con otras fotitos al tono decorando sus declaraciones, "¡a quién le importa lo que diga!", tal como exclaman los blogs norteños que se hicieron eco del asunto.

Sea como sea, Jenn sigue jugando a dos puntas (o histeriqueando, como dirán algunos machistas). Por un lado abre la boca para mostrar su costado sesudo y sensible. Y por otro, pela los trapos para que no queden dudas que también hay de lo otro. Es decir, de eso que justamente se necesita para convertirse en una chica Bond; tal como anuncia, su sueño inmediato.

Sin embargo, para algunos desconfiados, este berretín de la actriz -que tampoco logra mantener una pareja estable- por sacar a la luz ese costado sexy y salvaje que hasta hace algún tiempo se reservó más para la intimidad (salvo escasas excepciones), no tiene otra razón de ser que llamar la atención de su ex (¡pobre! ¿todavía seguirá enganchada?) y mostrarle al mundo entero que ella, con sus bien colocaditos 40 pirulos, también puede ser tan hot como esa bruja de labios carnosos que le sopló el marido.