"Nostalgia es una cosa que no tengo…". Así, precisa Nito Mestre sobre el tiempo pasado, al hablar sobre sus 45 años de trayectoria, aniversario que celebra con un amplio panorama de canciones, algunas que llevaban más de 3 décadas en su baúl musical, como dijo a DIARIO DE CUYO, antes de su llegada el próximo jueves al Teatro Sarmiento (ver aparte).

 

 

– ¿Qué recuerdos traen estos 45 años de carrera?

– Estoy festejando para adelante, lo que recuerdo para atrás ya está escrito, forma parte de la historia de Sui Generis. Festejo estar vivo, en funcionamiento, tocando toda clase de cosas, temas de Sui… porque con esa formación fueron los primeros discos y pequeñas sorpresitas.

– ¿Qué puede adelantar de esas sorpresas?

– Que son temas que no toco desde hace más de 30 años y los toqué muy pocas veces. Es un show distinto de lo usual.

– ¿Por qué?

– Mezclo anécdotas y cuento, casi diría por primera vez, qué me estaba pasando en ese momento, qué estaba haciendo, la separación de Sui, cosas de Por Sui Gieco, cuando conocí a Mercedes Sosa, etc. Todo eso relacionado con música y el espectáculo.

– ¿Cuál es la anécdota más celebrada?

– Llaman la atención algunas cositas de fines de Sui Generis que no sabían.

– ¿Siente nostalgia cuando interpreta esas composiciones que había guardado tanto tiempo?

– Nostalgia es una cosa que no tengo ni por Sui Generis ni por el año pasado. No tengo esas clase de sentimientos. Sí, siento alegría de poder cantar esas canciones con las misma tesituras de esas épocas, de tener una banda fantástica y planes para el futuro. La melancolía corre más, quizás, para alguien del público que recuerda alguna cosa de su juventud. ¡Pero vienen tantos chicos! En Perú, más de la mitad de los espectadores eran jóvenes y un cuarto o menos eran adultos. Y lo que me llena de alegría es ver a hijos con sus padres. ¡Es fantástico! Es el sueño más lindo que teníamos con Sui en nuestros inicios: que algún día los papás y los hijos escucharan la misma música.

– ¡Y se cumplió!

– Exacto. Por eso no es un festejo melancólico, sino de gratitud con la vida. Cuando era chico no me imaginaba cumpliendo 45 años de carrera. En ese momento, se decía a los 40 años, cantar algo de rock, no. ¡Y tengo 65 años y me falta un montón!

– ¿Cómo definiría su presente?

– Estoy en mi mejor momento, en cuanto a mi voz, el canto y mi ánimo. Tengo más en claro qué canto y por qué.

– ¿Diría que atraviesa un momento de madurez?

– Es esa madurez que se mezcla con el adolescente que sigo teniendo adentro. Es esa combinación con la madurez, que hace que entienda más cosas, que esté agradecido al público que me hizo estar donde estoy, a razón, de eso que mis entregas sean de mejor calidad cada vez; con la pasión y las ganas de la adolescencia. Los días que hago shows, por ejemplo, no hago notas.

– ¿Cuál es su rutina esa jornada?

– Me aboco al show. Me pongo con la lista de temas, caliento la garganta, camino 50 a 60 cuadras, me dedico a pensar en el recital, me imagino qué voy a decir, cómo voy a actuar. Es una especie de ritual.

– Ya conoce San Juan. ¿Qué recuerda de la provincia?

– El inolvidable Sinfónico, exquisito, que grabamos en el gran Auditorio Juan Victoria junto a la orquesta y el coro, bajo los arreglos de Alberto Velazco en 2004. En algún momento, trataremos de repetir.

– ¿Está previsto otro concierto así en San Juan?

– Claro. Está siempre, falta la decisión del lado de San Juan. Estoy esperando que me digan de hacerlo. Seguramente el año que viene lo haremos, con el agregado de los nuevos temas y con los arreglos de Velazco, nuestro querido amigo.

– ¿Sigue en contacto con Alberto?

– Siempre. Y con mis músicos estamos planeando repetir el Sinfónico, en 2018, en Perú y Uruguay, siempre con sus arreglos.

– ¿Qué otros proyectos tiene?

– Además estoy con el ciclo El Abcdario del rock, junto con Mariano Irigoyen, un exbaterista mío; doy charlas sobre los avatares de mi vida, mi niñez, mis comienzos, Sui Generis, la dictadura, mis problemas con el alcohol y la rehabilitación hace más de 20 años…

DATO
Para la cita que será el jueves 14 en el Teatro Sarmiento a las 21.30, el precio de las entradas es de: $450, $400 y $350 (plateas) y $300 (pullman).

– ¿Cómo superó esa adicción?

– Ya pasaron 20 años, pero el camino fue duro. Sobre todo, el tiempo preliminar a dejar de tomar. Pedí ayuda, fui a los grupos y me lo tomé muy serio pero con humor, como un juego que hay que hacerlo muy bien. El humor me ayudó a suavizar las cosas. Me jugaba la vida…

– ¿El rock y los excesos van de la mano?

– No. Si supiera la gente la cantidad de médicos, pilotos de avión y gente que trabaja con maquinaria, entre otros, que hay. Son mucho más que los músicos.

– ¿Y por qué siempre existe esa asociación histórica?

– Crearon esa cosa de sexo, droga y rock and roll que salió alguna vez de los Rolling Stone. A veces, el marketing es así. Yo leí el libro de su guitarrista, Keith Richard, ahí él decía: "También se contó que me cambié la vida y lo dejé ir". Y pasó igual. Si fue así antes, ¿se imagina ahora que todo se viraliza?