"Ha pasado mucho tiempo', reconoce casi asombrado. Sí, precisamente 12 años desde que vino por última vez en el marco de su gira de despedida. Pero afortunadamente, ya casi está de vuelta. De la mano del Instituto Ballerinas, Julio Bocca volverá a pisar suelo sanjuanino a mediados de mes, esta vez en el rol de maestro -también exitoso- que abrazó tras dejar los escenarios en 2007 y concluida su etapa de director del Ballet del Sodre. En esta visita dictará tres masterclasses y brindará una charla sobre la vida del bailarín (ver pág. 24). "Sí, me gusta mucho ir a dar clases, poder tener más contacto con los estudiantes y con los bailarines profesionales, que es lo que más me ha interesado desde que dejé de bailar. Transmitir, enseñar y aprender y mantener la danza en la excelencia', dijo en charla con DIARIO DE CUYO Bocca, uno de los grandes bailarines del mundo, que con la calidez que lo caracteriza, mantuvo con este medio una larga charla desde Uruguay, donde se radicó, horas antes de tomar otro avión.

- ¿Qué pasó luego de aquella última función?


- Esa noche no dormí porque todo fue muy emocionante. Me había pasado algo muy fuerte, que cuando terminó la función, volví corriendo para darme una ducha, cambiarme e ir a la fiesta programada, y de golpe al llegar a casa, abrí la puerta y pasé de tener 300 mil personas a estar solo...


- ¿Soledad que pesó, que gustó?


- Ahí entré en la nueva realidad ¿no? Fue muy fuerte. Abrí una botella de champagne, tomé una copa, me bañé, me rapé la cabeza, me fui a la fiesta y después fui con unos amigos a comer unos choripanes y recién a la mañana volví. Por entonces vivía en Puerto Madero, que era mucho más tranquilo, pero igual salías y había gente que te saludaba, la fotos y eso; y entonces tuve días que me volvía al departamento, porque tenía ganas de desconectarme y no podía. Ahí decidí irme de vacaciones a Uruguay, vacaciones normales después de diciembre, y tuve la suerte de conocer a mi pareja y eso me llevó a que me quedara. Y me gustó porque podías caminar, ir al supermercado... era lo que necesitaba en ese momento, ese despegue y esa tranquilidad. Y bueno, estuve un año y medio casi sin hacer nada, que la verdad fue lindísimo porque pude estar tranquilo y pensar lo que quería hacer, o no pensar nada.


- ¿Fue una linda transición a la nueva etapa?


- Sí, estoy muy contento de cómo me llevó la vida, de cómo me sigue llevando...


- ¿Te lleva o la llevás?


- Yo soy de ir con lo que voy sintiendo, me manejo con la intuición, es parte de lo que me sigue guiando. Por supuesto que pienso, pero siempre termina siendo lo que mi corazón y esa cosa interna me dicen. Y así van apareciendo cosas... Yo no tenía pensado dirigir y sin embargo cuando empecé a volver, porque realmente extrañaba tener ese contacto y me sentía como que estaba perdiendo mi lugar en el mundo de la danza, empezaron a llegar propuestas para ir a Praga como maestro y a dar clases, luego jurado en el concurso de Moscú. Empezaron a llegar cosas y empecé a conectarme de nuevo y me gustó. Y ahí llegó lo de la dirección en el Sodre y me dije "¿Por qué no? Bueno, intento'. Por supuesto cuando charlamos dije que iba con otra mentalidad, mi vara de perfección es el American Ballet, la Ópera de París, el Bolshoi, la Scala... "Si quieren eso, encantado', dije. Y fue un sí y ahí empecé a hacer ese cambió que ha llevado al ballet a lo que es hoy; y me da satisfacción haber logrado eso junto a Gerardo Bugarín, gerente en ese momento, y a un equipo detrás. Fue una satisfacción recuperar un ballet que ya tenía su historia y traerlo a este siglo. Y recuperar los talleres, maquinarias, telones, hacer producciones... Y se fue haciendo un ritmo de trabajo fuerte, mucho, hasta que dije basta (risas). No fue fácil, en Latinoamérica la cultura de trabajo que tenemos es diferente y tener que cambiar todo eso fue muy estresante. Ahí decidí salir un poco de eso y volver al contacto con los bailarines, que es lo que quería y que dirigiendo era muy difícil; y ya desde el año pasado me dediqué a ir a compañías, como maestro, ensayador y preparador.


- Y empezó otro ciclo...


- Sí, hermoso también, así he estado en distintas partes del mundo, por ejemplo estuve dos semanas invitado por al compañía del Bolshoi, que fue increíble haber ido como bailarín a concursar y volver como maestro ¿no? Fue muy positivo.


- ¿Te movilizó especialmente, reviviste aquel 1985 de la Medalla de Oro en Moscú y todo lo que vino después?


- Sí, movió recuerdos y también fue una satisfacción ver que una compañía como el Bolshoi tenga un cariño y un respeto por toda mi trayectoria y que confíen en llevarme como maestro y que me pidan volver con más tiempo...


- Será por aquella medalla que catapultó tu carrera pero también por cómo supiste sostenerla...


- Eso siempre es lo más difícil. Llegar podés llegar, el tema después es tener una continuidad de profesionalismo,de calidad. En mi caso, terminé, cambié, conocí, me atreví, tuve éxito y después incorporarme a otra forma de transmitir y ver que también te quieren y respetan como maestro... Lo de Moscú fue increíble; y también en el Austrialian Ballet, en Berlín, Finlandia, Portugal, Zurich y ahora me voy a la escuela de la Ópera de París, que tiene 300 años de historia!


- Y de los grandes ballets a San Juan ¿Por qué?


- Porque siempre viajé por todo el país, fui uno de los primeros en preocuparse cotidianamente de tratar de llegar a todo el interior, de llevar cosas de calidad, y entonces también quiero poder ir a transmitir mi experiencia, tratar de que vean lo que se está haciendo en el mundo, porque uno viaja y sigue aprendiendo, conociendo otros maestros, viendo lo que las compañías van pidiendo. Que yo viva y ame Uruguay no significa que pierda contacto con Argentina, porque soy argentino y amo mi país y lo llevo bien puesto. Quiero poder tener ese contacto. Por suerte me llamaron, se combinó con Salta para que los costos sean menores... También estuve este año en Paraná, en Venado Tuerto, Chaco... Me gusta aportar y ver cómo está la danza en el país.


- ¿Y cómo está la danza en el país?


- En general veo que estamos un poco atrasados. Hace falta un ingreso al mundo, una dinámica, un profesionalismo, arriesgar, no hay un desafío. Y eso es lo que trato cuando voy a dar mis clases; y a veces les cuesta, pero tienen que saber que eso es lo se hace en el mundo. No voy a acomodarme a que el alumnado esté cómodo y que pueda hacer las cosas; sino que realmente vea lo que va a tener que hacer si quiere hacer esta carrera.


- ¿Cuáles son las claves para alcanzar ese nivel?


- Necesitás mínimo 8 horas diarias de trabajo, no 4 o 5, o a veces, así es en el mundo. Las clases tienen que ser obligatorias y no son un calentamiento, es una clase de trabajo. Ahí es donde se mejoran los pasos, donde se limpia, día a día, para estar preparados para el resto del ensayo. Sobre todo en el sentido de que si estás haciendo esto, es porque te gusta. Si lo tomás como hobbie, OK, perfecto; pero si pensás y querés ser un bailarín, hay una exigencia mínima que tenés que tener. En mi época, por ejemplo, tenías por un lado los bailarines clásicos y por otro los contemporáneos; ahora es todo uno, si vas a una compañía tenés que bailar igual de bien el clásico que el contemporáneo, entonces por más que seas clásico, también tenés que ocuparte de ir a tomar clases de contemporáneo. No es algo que yo inventé, la danza es así de exigente, ya viene de antes. Y yo quiero calidad, que se levante un telón y ver una compañía de ballet de nivel, teniendo los talentos y las posibilidades que se tienen. Y si no tenés la cultura del trabajo, las horas de ensayo, la conducta y todo eso, la excelencia no va estar ahí. La clave es que si elegís ser bailarín, lo primero que tiene que haber es amor a lo que hacés, y entonces exigirte y crecer artísticamente.


- Sos referente entre quienes "popularizaron' el ballet en el país. ¿Lo sentís así?


- Sí, sí, claro. Antes me sonaba raro hablar de lo que hacía, pero ahora sí estoy más seguro de lo que fui y lo que hice. A veces se bailaba en un lugar grande, a veces en un lugar chico, con menos comodidades, pero era la forma de llegar a gente a la que si no, no tenía otra posibilidad; y como decía, siempre dando lo mejor.


- ¿Te quedó algo por hacer?


- No... lo único es que me hubiera gustado trabajar más directamente con coreógrafos como Kylián, Forsythe, pero bueno, fue también una elección. La elección de crear el Ballet Argentino, de ayudarle a la gente joven a que tuviera un trabajo, gente que no podía entrar a una compañía estable como era el Colón, bailarines muy buenos que si no se tenían que ir o no hacer nada de lo que habían estudiado. Bueno, preferí eso, generar... Fueron 20 años viajando por el mundo y de ahí salieron bailarines que están en distintas partes trabajando profesionalmente, me dio muchas satisfacciones. También me hubiera gustado hacer lo otro, pero bueno, uno no puede hacer todo ¿no?


- ¿Y los roles de maestro y ensayista te llenan?


- Muchísimo. Aparte como combino escuelas y compañías, es bueno. En las compañías son profesionales, tenés que respetar sus formas de trabajar y eso... En la escuela es diferente, porque están como ansiosos y quieren más, hay más ida y vuelta de energía, de ganas de aprender. Y es muy lindo también compartir las vivencias que uno tuvo... Qué se yo, cuando en las charlas les contás, para que te conozcan, que compartiste escenario con Barishnikov, que Nureyev te fue a tocar la puerta del camarín y a felicitarte por una función, que bailaste con Makarova, la gira con Plisétskaya... Es lindo que ellos puedan absorber y ver que lo que uno dice no es un invento, que lo he vivido...


- Hace poco le dijiste a una niña que te llamaba mucho la atención que alguien tan jovencita supiera quién sos...


- Sí, son de otra generación, hay otros bailarines... Hoy en Estados Unidos hay muchas nenitas que no saben quién es Baryshnikov... Y acá uno va por la calle y viene y te saluda la chica de 40, 45 años y te pide una foto para la abuela... Esos son mis fans, y sí, yo tengo 52 entonces es razonable.

- ¿Y cómo te gustaría que las nuevas generaciones te vean, como el gran bailarín, como el generoso maestro?


- No, lo que quieran o nada, no estoy pendiente de eso. Lo importante es que por lo menos les quede que a esta carrera hay que hacerla con amor, cariño, buscando la excelencia y sin perder nunca la curiosidad... Quiero que recuerden, si recuerdan algo, que uno hizo eso, que tengan un lindo recuerdo...


- ¿Te asusta el paso del tiempo, el olvido?


- No, la verdad que no. Tengo una vida satisfactoria y estoy siempre abierto a seguir aprendiendo y me fascina. Y si me equivoco, me equivoco y trato de aprender de eso y reparar, no me hago drama, al contrario...


- Estás más relajado...


- Sí, y más seguro de mí, entonces eso ayuda. Cada tanto estás pendiente si le gustará o no lo que hacés, pero nada...Cuando viajo -y digo cuando viajo porque aquí uno lo siente seguido- y veo en la posición que se me tiene, el cariño, es muy lindo.


- Es la cosecha...


- Sí, totalmente, pero hay que trabajar para eso. Y es magnífico. Por eso me sigo sorprendiendo de lo que me sigue pasando...


- Y yo que pensé que iba a hablar con un señor retirado, en pantuflas en su casa...


- (Risas) ¿Viste? Bueno, ahora estoy con pantuflas en casa (risas). Un día que me toca, aprovecho...


- ¿Y en 20 años más, te ves?


- ¡Y, ahí ya sí, jubilado! (risas) Me veo en una playa, sentado frente al mar, eso intentaré hacer, ojalá pueda. Me gustaría tener tiempo para poder viajar, hay cosas que me faltan, recorrer el mundo en un barco, cosas que hay que hacer cuando uno todavía puede disfrutar... Nunca fui a Ibiza, por ejemplo, antes de mis 55 tengo que ir, para que el cuerpo también aguante (risas).


- ¿Feliz?


- ¡Sí!. Muy feliz. Y muy agradecido.

"A esta carrera hay que hacerla con amor, cariño, buscando la excelencia y sin perder nunca la curiosidad'
 

Clases y charla

Invitado por el Instituto Ballerinas, de Soledad Lloveras, Julio Bocca dictará masterclasses, brindará una charla y otorgará becas para su fundación. Clases: Miércoles 16 de octubre, 18 hs, nivel avanzado. Y jueves 17, 16 hs, intermedio; y 18 hs, avanzado. Promoción $4500 cada una si se inscriben vía web. "La vida de un bailarín', la charla, será el 17, a las 20.30 hs, en el Club Sirio Libanés, para bailarines y público. Entrada gratis, con previa inscripción vía mail a cursos.ballerinas@gmail.com Más información en el instituto, de lunes a viernes de 17hs a 21 hs.