Después de lanzar el disco “Wasting Time” (2011), grabado analógicamente (en cinta, no digital) en el garaje de la casa de David Grohl, la banda hizo las presentaciones correspondientes para luego emprender una travesía por Estados Unidos, desembarcando en las ciudades más importantes de la historia musical de ese país. Dave Grohl entrevistó a legendarios músicos norteamericanos rodando la serie “Sonic Highways” (HBO) y los Foos registraron un disco con el mismo nombre que fue publicado en 2014. Todo esto enriqueció notablemente a una banda que de por sí ya era musicalmente muy rica. El encontrarse con las raíces y los artífices de la música norteamericana los nutrió mucho más y eso queda plasmado en “Concrete And Gold”, su nuevo y 9no álbum de estudio que sale a la venta este próximo viernes.

Al final del travel musical doc, Dave Grohl encontró que el espíritu del rock'n'roll que tanto buscaba, era una era, no un lugar. No pasaba por ciudades como Chicago, Seattle o New York, porque Foo Fighters no es un destino turístico, sino los discos que los hicieron ser quienes son ahora. Finalmente Grohl entendió que Foo Fighters tiene en su ADN a “Sgt. Pepper” (1967) y el “Álbum Blanco” (1968) de los Beatles, “The Dark Side Of The Moon” (Pink Floyd, 1973), “Paranoid” (Black Sabbath, 1970), “Led Zeppelin IV” (Led Zeppelin, 1971), “Raw Power” (The Stooges, 1973), “As Of Spades” (Motörhead, 1980) y “High Voltage” (AC/DC, 1976). Foo Fighters es producto de una maravillosa era musical, oscura y mágica que básicamente está comprendida en la década que va de 1967 a 1977. Estos sonidos, los que los formaron, son los que encontramos en “Concrete And Gold”.

El disco abre con “T-Shirt”, que arranca cantando suavemente como un artista Motown de los años 60s, para 30 segundos después sonar como aquel primer Aerosmith de 1973 (“Dream On”). En el Track 3 llega la fuerte influencia de Zeppelin en “Make It Right”. Te imaginás cómo sonaría “I Am The Walrus” de los Beatles si fuera versionado por Alice Cooper? Personalmente creo que sería algo muy parecido a “The Sky Is A Neighborhood”. Y si “The Wizard” de Black Sabbath hubiera sido producido por Roy Wood de Wizzard? Es probable que sonara como “La Dee Da” (Track 5).

Algunas partes de Concrete and Gold son puro tributo y no se molestan en ocultarlo. La maravillosa canción acústica “Happy Ever After (Zero Hour)” nos transporta al mundo beatle, allí encontramos influencia de canciones como “Blackbird”, “I Will”, “Mother Nature’s Son” y “Across The Universe”. No se revelaron muchos detalles sobre este disco, algo se deslizó acerca d la participación de Paul McCartney a cargo de los parches o la percusión, de ser así no es nada difícil que sea en esta canción. “Sunday Rain” comienza sonando parecido a “All My Love” de Led Zeppelin y luego nos recuerda al Lennon de “I Found Out” y “Dig A Pony”.

Tanto Grohl como sus compañeros en Foo Fighters siempre supieron transmitir un cierto optimismo y desafío, sin embargo en la última canción que es la que da nombre al disco se nota la oscura influencia de “Brain Damage / Eclipse” (1973) de Pink Floyd, y lanza un claro mensaje político a Trump al decir “Nuestras raíces son más fuertes de lo que crees, subir a través del cemento nos hará crecer”, no es el primer mensaje al presidente norteamericano, eso es algo que Grohl hace en distintas partes del disco.

Ciertamente Dave Grohl es un icono del rock que ha sabido mantenerse y reforzarse en tiempos difíciles, es un artista necesario, tanto por su música como por su lucidez. “Concrete And Gold” es una clara muestra de ello.