No fue una sorpresa, pero la previsibilidad no menguó el impacto producido el domingo pasado, cuando se concretó otro de los hitos de la televisión internacional: Game of Thrones (Juego de Tronos), la serie original de HBO que ya fue un batacazo el año pasado, finalmente se convirtió en la serie de ficción más premiada en la historia de estos galardones, que se entregan desde 1949. Con 38 Emmys cosechados en seis temporadas, esta fantasía medieval le arrebató por una estatuilla el título que hasta entonces ostentaba Frase, la comedia que acopió 37 desde 1993 hasta 2004.
Basada en las novelas de George R.R. Martin, ‘Game…’ alcanzó el récord gracias a los cuatro premios (de 23 candidaturas) que se llevó el domingo: mejor serie dramática, mejor dirección, mejor guión y mejores efectos especiales; además de los nueve galardones técnicos en los Emmy Creativos.
Gran triunfadora (si bien no tuvo ningún premio en los rubros interpretativos), esta aventura épica de castillos y batallas medievales subió al podio junto a Veep (mejor comedia por segundo año consecutivo) y la miniserie ‘The People v O.J. Simpson’ (que alcanzó 9 galardones). Pero justamente hablando de ‘The people…’ y más allá de los números, vale subrayar que los reconocimientos más importantes honraron también la diversidad, al premiar a programas donde las mujeres, los negros y la comunidad LGBT tienen un peso fundamental, tal fue el caso de Orphan Black (donde las mujeres ‘están en el centro’, como dijo su protagonista), The People v O.J. Simpson (otra favorita, la serie con notable componente racial tuvo 9 premios) y Transparent (la serie acerca de una transexual), respectivamente. La única objeción fue que no hubiera candidatos latinos, siendo que había material, y bueno. De todos modos, para muchos esto fue elevarse por sobre los Oscar, despectivamente calificado
