Tocó el cielo con las manos. Gisele Bundchen nació en Brasil, pero a principios de siglo XXI su nombre trascendió ampliamente las fronteras de su país. Fue entonces cuando la bellísima rubia de rasgos exóticos y cuerpo esbelto se convirtió en una de las top models más cotizadas, llegando a ser por más de una década la mejor paga del mundo. Pero en 2015, esta mujer a quien apodaron "EL cuerpo", decidió bajarse de las pasarelas, buscando algo más que la fama y el glamour que conoció de la A a la Z. Casada con el jugador de fútbol americano Tom Brady, mamá de dos hijos, no se sabe si plantó un árbol, pero sí escribió un libro. Y es en "Lecciones: Mi camino a una vida con sentido" donde la garota adicta al mate (infusión que define como muy energizante) soltó un puñado de revelaciones que sorprendieron a más de uno. Allí Gisele, de 38 años y defensora del look natural, habla de lo que le costó hacer el primer topless, a los 18 en un desfile ("aterrada", casi renuncia); de lo difícil que fue su comienzo con Tom (su ex había quedado embarazada de él) y del sacudón que significó su maternidad: "Me perdí (...) Había sido muy independiente", confesó. Verdades, entre otras, que lejos de afectar su imagen, "humanizaron" a la diosa y la acercaron a la gente. "Estoy feliz de poder compartir mi viaje a través de muchos de los altibajos que me hicieron ser quien soy hoy", dice.

 

LOOKS


Bundchen no ha sido una gran transgresora con su imagen. La modelo pocas veces cambió su look y nunca drásticamente, salvo para alguna producción.