Acrobacias, danzas y circo se fusionan en un solo espectáculo artístico. Bailarines que se cuelgan de largas telas, mimos y malabaristas que le pondrán un toque de gracia, todo ello con 40 artistas locales, en una puesta sorprendente que tendrá en vilo a los espectadores. Es el Circo de la Vida organizado por la Academia Simarik, que en la séptima versión de la obra ideada por la profesora Andrea Bacha, presentará la gala de fin de año en el Club Obreros de Rawson, esta noche a las 21.
El show se desarrolla con la integración de variados estilos como lo clásico, lo contemporáneo, la danza jazz, árabe, acrobacias en tela, cuadros con títeres y malabares. Pero lo más novedoso es la imponente estructura metálica semicircular o "domo geodésico". Es una obra pensada y construida por el diseñador mendocino Michel Grizas. Se trata de un esqueleto de acero en forma de una caparazón gigante, con una superficie de 106 metros cuadrados aproximadamente y más de 5 metros de alto. Este domo servirá de escenario (o de habitáculo) en el que los bailarines harán sus coreos, mientras que el público podrá ver cada detalle de la acción porque estará rodeando el mismo.
Es -tal como lo explicó Bacha, la impulsora de este encuentro- la primera vez que se instala semejante show en la provincia. "Resulta que no hay lugares adecuados para este tipo de acrobacias con telas. Y ese fue el gran inconveniente que debimos enfrentar para montar la obra. Pero por el apoyo de los padres y los chicos, superamos ese problema y hoy tendremos nuestra gala", dijo la profesora en danzas. El artefacto fue construido en Albardón y debió desarmarse primero para transportarlo en camión hasta el Club Obreros en Villa Krause. "Es lindo ser pionera en esto, pero me trajo mucho sacrificio", añadió Bacha.
Los números artísticos son ejecutados por alumnos y jóvenes que incursionan en la danza. Muchos de ellos son amateurs que estudian o trabajan, pero a la hora de calzar el traje, no dudan en resistir los duros ensayos para elevar el nivel de su performance.
Cuando los chicos se encontraron con el domo se sorprendieron y estuvieron ansiosos por actuar. "Esto es muy importante para ellos, nadie vivió algo así antes. La academia es mi vida y mis alumnos son mi familia", señaló Andrea. Además, el Circo no pasará como un show más, sino que con la recaudación de las entradas se ayudará a la comunidad huarpe de Cochagual.
"Investigamos con la profesora Mariana Romanía, quien me acompaña siempre y descubrimos que a 7 kilómetros de la ruta ni siquiera tienen agua potable. Quiero llevar a mis alumnos para allá para que sepan que los huarpes existen", enfatizó la bailarina que empeñó la campaña solidaria a través del Circo de la Vida.