Foto:Gentileza Ignacio Arnedo

Es un artista destacado, premiado nacional e internacionalmente, un músico de vanguardia, pero fundamentalmente y por cómo se mostró en esta nota con DIARIO DE CUYO, Chango Spasiuk parece un alquimista del sonido o un incansable arquitecto de su música. El hombre nacido en Misiones, que ha llevado al chamamé a impensadas latitudes -género declarado por la Unesco en 2020 como Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad- regresa hoy a San Juan, para reencontrarse esta noche con su público en el Auditorio Juan Victoria, una sala de la que destacó su acústica y que -dijo- le recuerda a una de Varsovia "donde tenés hasta miedo de respirar y que se escuche". 


En 2019 alcanzó las tres décadas de trayectoria y, pandemia de por medio, aun ahora el número sigue siendo la excusa perfecta para recorrer el país con una formación de cámara para tocar su música de diferentes momentos. También editó un disco grabado junto a músicos noruegos, "Hielo azul y tierra roja", donde comparte su música con la del guitarrista Per Einar Watle a quien conoció hace algunos años tras sus varias giras por Noruega. 


"Es un proyecto que me gusta mucho, que es lo más cercano de todos los cruces que he hecho. Simplemente lo llamé y le dije, '¿creés que podemos hacer un disco juntos?' y el me dijo 'Sí'. Y me encontré con una persona que tracciona los proyectos de la misma manera que lo hago yo, no es que lo tuve que arrastrar; él ha compuesto mucha música y ellos se han acercado mucho más a mi mundo que yo al de ellos. Así que hemos planteado este proyecto como un tríptico, el próximo será sólo Hielo azul, sólo con el folclore escandinavo y cerrará con Tierra roja, los traeremos a grabar en Misiones y Corrientes, con 45 grados", dice riendo imaginando a los colegas europeos en un contexto tan diferente al propio, pero que para Spasiuk es fundamental para acercarse más a un género tan tradicional sin ser nativos. "Hay músicas que se han codificado en cuanto a la lectoescritura, y hay músicas, como el chamamé, que siguen siendo de una gran transmisión oral, entonces, esa oralidad es necesaria recibirla en el contexto donde está vigente. Por eso ahora podemos ver que en el conurbano bonaerense hay tanta gente tocando chamamé, porque esa oralidad se mudó con los provincianos que emigraron a las grandes ciudades y sus hijos nacidos en Buenos Aires, han recibido en forma oral esa música y hay tantos intérpretes que serán grandes músicos". 


El artista destaca que su trabajo con los noruegos es una fusión, porque no busca la "pureza de la tradición", sino la riqueza "de algo bello y nuevo, con la fuerza del encuentro. El chamamé, como el tango o el flamenco, son músicas que para llegar al hueso de ellas te lleva toda la vida. El nativo tiene un punto de partida más cerca sobre de qué se trata pero después tiene que buscar sus propias herramientas para construir algo, sino uno queda en una repetición mecánica y muchas veces se necesita un ámbito que te interpele para poder superarte; se busca conociendo el lenguaje, pero también estando en un ámbito que te invite a un refinamiento, que no significa volverlo más complejo, sino de encontrar nuevos rostros dentro de esa tradición" aseguró el maestro, que admite que así vive su "camino entero. Todo lleva mucho tiempo, todo es prueba y error, uno busca su sonido y para eso desarrolla un montón de proyectos hasta que vas encontrando sonoridades con las que uno dice 'por acá es' y mientras tanto lo va compartiendo con la gente", expresó y aclaró: "No es que estás buscando meter un éxito discográfico, no es el caso de mi camino, lo que estoy buscando es un sonido y lo empiezo a encontrar en discos como Tarefero, Pyandi o Tierra colorada en el Colón, ahí encuentro una sonoridad acústica y camarística con la cual creo que mi música en este formato se expresa de manera plena" consideró el acordeonista que compartió qué ve cuando mira para atrás en su carrera. "Hay discos que me dan cierta ternura, pero había que pasar por ahí, para llegar aquí. Es una evolución como en cualquier oficio, uno llega a mejores síntesis, a mejor desarrollo de conceptos sonoros, que de alguna manera están narrando algo. Lleva mucho tiempo amigarte con las herramientas y aprender a usarlas".


Ese tiempo no parece ser el de la industria de la música hoy, con otras lógicas. "Uno es parte de la industria, artesanal o no es parte de todo eso, uno genera proyectos que generan trabajo para un montón de gente, uno es parte de la industria, obvio que no vivo sacando simples, porque pienso en conceptos más amplios, mis discos, entonces no pienso en canciones sino en momentos; así y todo uno larga una canción, otra y luego al álbum, medianamente uno trata de adaptarse" apuntó el músico, que admite que siente que "todo va a mucha velocidad y uno se acomoda en lo que puede", pero que para estar al día con redes sociales hace falta estructura. "No podés estar pendiente, buscar los likes, los seguidores, el Instagram y el TikTok... no se puede (suspira). Todo no se puede, pero trato de subir contenidos a mis redes, compartir mis proyectos y voy a velocidad dentro de las herramientas que tenemos" reconoció el también compositor que aseguró que no tiene "problemas con los cambios", sólo que no le gusta el formato digital. "Extraño el disco físico, quiero leer quién lo grabó, quiénes tocan, dónde fue grabado, cuándo, quién toca cada instrumento.. en Spotify no hay nada de toda esa información, así que extraño eso". 


Cuál sería su visión sobre los concursos de canto, esos que mueven a miles a asistir a las audiciones por un lugar en la tele. "El que canta, quiere cantar y tiene la oportunidad de tener la exposición, pero después, hacer un camino con la música desde ahí... Una vez leí a un filósofo que decía: nada más urgente que lo que lleva mucho tiempo para su realización. Cada herramienta que aparezca bienvenida sea, pero lo que los jóvenes tienen que aprender es a tener paciencia; y que si eligen un camino, ese lleva mucho tiempo. No vender discos o ser exitosos, llegar hasta el hueso de un oficio, de una música, de una expresión artística, lleva mucho tiempo, entonces hay que enamorarse de la búsqueda y no del resultado, del fruto de sus acciones, enamorarse de intentar y no ver todos los obstáculos como fracasos... Así que si por un reality hoy estás y mañana no te atiende nadie la puerta, eso es parte del camino. Lo importante es levantarse todos los días, pensar en componer, en tener un proyecto que es constructivo para uno y lo compartís porque creés que lo es para la comunidad". 


¿Y Chango Spasiuk sigue enamorado de su oficio?: "Es lo único que te sostiene en el camino, si no, sería imposible". 


EL DATO
Chango Spasiuk. Esta noche, a las 21.00 en el Auditorio Juan Victoria. Entrada: $1.000, en boletería de la sala.