Hoy a las 20.30 en el Centro Cultural Estación San Martín, la artista plástica Cecilia Rabbi Baldi presentará "Memoria de un cruce’ una de sus muestras más exigidas y personales. Sucede que a través de 14 cuadros -entre dípticos y trípticos y pintados con acrílico- reflejará su experiencia por el Cruce de los Andes (realizada en febrero de 2009 y junto a la Comitiva del Gobierno provincial) y enmarcará sus rasgos pictóricos desde el instinto de supervivencia.

Durante 6 días de viento, granizo, lluvia y nieve, la pintora transitó el camino sanmartiniano a mula y aprovechó la gruta para conectarse con el paisaje -escenario que describe puntos geográficos como el Valle Hermoso o el álgido El Espinacito-, adentrarse en sus formas irregulares (que trasladó a la ruptura del soporte rectangular de las unidades), sobrellevar las conflictivas condiciones climáticas -la primer noche requirió de oxigeno para continuar- y escuchar su lenguaje natural -el que articula la inspiración más cruda y permite el vuelo consumado-.

"Fue una experiencia nueva para mí e intransferible. Cada uno lo vivió a su manera y en mi caso, comprobé que el límite está en uno. No está afuera, está adentro. Me di cuenta que son posibles de transitarlos, más allá de las limitaciones concretas y los prejuicios de lo insuperable. Desde lo lógico parecía imposible atreverse a una circunstancia así, por los riesgos físicos extremos, pero pude sobrellevarlos muy bien y pude traducir la experiencia en mis cuadros", contó la expedicionaria.

"La cordillera que van a ver es una que está en movimiento, nunca está quieta. No es la plana y estática como suele verse. Es como un torbellino. Había que mantener el ritmo de la respiración, mantenerse arriba del caballo y atender la respiración del animal. Fue una sincronía absoluta con cada uno de los elementos con los que co-habitaste en ese momento. Es otra relación, otro acuerdo. Fue como una plegaria", agregó anecdótica y reflexiva.

La sanjuanina advirtió que para la composición de sus obras respetó "la apariencia de los valles, las quebradas y los abismos", que debió "recuperar el alma porque te queda sabor a poco cuando volves" y que "repetiría la experiencia porque es otra manera de conocerse".

¿El plus de la muestra? Algunos fragmentos de los 7 cuentos alegóricos que escribió sobre su paso cordillerano -"y que se publicarán en algún momento’, auguró- y una identitaria degustación de locro. "Memoria de un cruce" resulta un creativa manera de vivenciar un tramo histórico y plasmarlo con resistente y rupestre sensibilidad.