Dos instalaciones artísticas de Silvina Martínez fueron la génesis de una serie de creaciones con una finalidad solidaria. Los retazos de tela que fueron protagonistas en Cintas de la Memoria en 2018 en el Museo Franklin Rawson y luego en la Sociedad Israelita en 2019, se convirtieron, mutaron, en objetos que abrigan el cuerpo y el alma. Es a través del proyecto Muñeco de trapo 2, presentado por Fundación Exedra que la reconocida artista plástica preside, que 15 mujeres cosieron varios meses para crear 120 muñecos de tela que fueron donados a niños en situación de vulnerabilidad del interior de Jáchal y de Las Trancas para celebrar el Día de la Niñez. 


"Aunque sea un objeto utilitario, es arte, porque ninguno es igual a otro" definió Martínez, que habló con orgullo del trabajo de las "costureritas" como se llaman así mismas, que trabajaron a destajo para llegar a cumplir con su entrega, que el viernes recibieron niños de nivel inicial de Niquivil, San Roque, El Fical, Mogna y El Volcán, mientras que hoy seguirán entregando en una escuela de Las Trancas, en el límite con San Luis. 

"Siempre me interesó trabajar con material de desecho, reciclar materiales en desuso y convertirlos en obra de arte. A fines del 2018 y a principios de 2019 hice dos grandes instalaciones, en las que utilicé telas que venía guardando desde la niñez, todas tenían algún significado: tenían que ver con ropas que me cosía mi mamá o que después me cosía yo, o ambas para trajes de teatro en todos los años que fui vestuarista de distintos elencos. Eran retazos de recuerdos" dijo Martínez . 


Esas dos instalaciones se convirtieron en 300 o 400 metros de cintas de retazos, porque en ambas instalaciones se recibían las telas de quien quisiera llevar, sentarse a coser o dejar para sumar. "Cuando terminé la segunda instalación, que la hice con algunas artistas invitadas, porque cosíamos en vivo, yo me volvía de nuevo con todos los trapitos a mi casa, porque las instalaciones se desmontan, no se guardan. Las chicas, entonces, me preguntaron qué haría y a una se le ocurrió que por qué no hacíamos mantas tipo patchwork. Empezamos a fabricar mantitas de cuna, conseguimos donaciones de polar para forrarlas y así fuimos uniendo y armando; conseguimos hacer 200 que donamos a hospitales de niños" contó Martínez sobre el inicio de la tarea a la que se sumaron Ana María García, Estela Cáceres, Gabriela Garrido, Gabriela Pinto, Gloria Quintero, Inés Abelín, Leonor Plaza, Mabel Rodríguez, María Esther Girbert, Marisa Cuello, Marita Galván, Rosa Beatriz Navas, Susana Chifel, Susana Orduña, Sylvia Incerti y Viviana González, que después hicieron "Muñeco de trapo 1" armando 100 muñecos que en enero de este año entregaron a niños de una comunidad huarpe. 


"Las únicas indicaciones para los muñecos era que fueran de 40 centímetros de un lado y que no tuvieran género, o podían ser monstruos o animales, porque si no era difícil después para entregar", explicó al respecto del modo de trabajo, que cada mujer encaró en su casa.

"Saber que retazos de tela que han formado parte de mi historia, que mi madre guardó celosamente, han adquirido un nuevo significado y formarán parte de la historia de algunos niños, me da placer y alegría. Es muy emocionante ver a los muñecos, aunque sea en fotos, abrazados por niños que seguramente en su vida han recibido muy pocos regalos", compartió Martínez. 


Monstruitos en jean, floreados búhos, pícaros perros, ranas gigantes, un colorido zombi o el más tradicional osito, son algunos de los juguetes que ahora tienen dueño. Hechos con amor, de telas con significado.