George Bernard Shaw definía a la Juventud como "Una enfermedad que se cura con el tiempo". ¡Qué lindo constatar que la Orquesta del Bicentenario y su director son "enfermos", incluyendo a un sanjuanino gravísimo de sólo 15 años. El magnífico concierto comenzó con un "Homenaje al Tango" del excelente bandoneonista Daniel Binelli (1946). Con la pianista Polly Ferman, uruguaya y también de carrera internacional, la obra comienza con fuerte arpegio del piano, violines, cornos y naturalmente un ritmo "tanguero". Pero el bandoneón "espera", se agrega a unos compases y luego calla y sigue esperando. El piano parece llevar la delantera con las cuerdas acompañantes. Piano solo y bronces y ahora sí el bandoneón nos dice: "Aquí estoy" y propone una bella y suave melodía. Corno y flauta, ritmo más fuerte y ahora todos juntos. El efecto de piano acompañado por un "pizzicato" de los contrabajos es sorprendente. El final es abrupto. Sigue un fondo de percusión tipo "latinoamericano", luego se hace un especie de candombe, el bandoneón sigue al ritmo; los bronces hacen como una pregunta que responde el bandoneón acompañado por el piano… y el contrabajo… violines en un especie de "trémolo" muy suave pero luego la percusión inaugura otro ritmo fuerte. Mirando a los violines me daba la impresión de que esta obra debe ser endiabladamente difícil de ejecutar por los cambios de ritmo en las diversas partes de la orquesta.

Lo que hasta la caída del Muro de Berlín era Checoslovaquia, eran Moravia y Bohemia bajo el Imperio austrohúngaro. Cuna de innumerables músicos de los cuales los más conocidos pero no los únicos son Smetana y Dvorak a quienes se puede agregar Leos Janacek (1854-1928) Fue un niño musicalmente precoz y es interesante que aunque compuso óperas y obras sinfónicas sus orígenes están en el órgano. Taras Bulba es una novela histórica y romántica de N. Gogol que narra la historia de un cosaco que tenía dos hijos: Ostap y Andrei. Entre 1915 y 1918, en plena 1ra Guerra Mundial Janacek aludió a las crueldades de la obra de Gogol asociándolas tal vez a los horrores de la guerra que involucraba a Austria y por ende al territorio de Moravia.

Camille Saint-Saens, por su parte (1835-1921) tuvo una larga y musicalmente fructífera vida. Hoy se lo considera -y en su época también- un clasicista. Es una característica de muchos compositores franceses que amasen el órgano. Saint-Saëns, compositor "orquestal" y universal se ufanaba de ser organista de La Madeleine por más de 20 años. El conocido crítico musical David Hurwitz afirma graciosamente: "La sinfonía francesa es una extraña bestia musical ya que no hay muchas y en el siglo XIX Francia estaba más interesada en la ‘grand ópera’ o en el ballet y menos a las sinfonías que eran algo más serio que sólo divertía a los alemanes". Pero esta 3ra Sinfonía es un caso especial: Forma musical alemana pero dedicada a F. Lizt, conserva los 4 movimientos de una sinfonía pero en realidad consta de dos "momentos": "Adagio" -breve introducción, un tema mendelssoniano"- y "Allegro Moderato". El título "Sinfonía con Órgano" nos lleva a estar ansiando escuchar a este maravilloso instrumento, pero todavía no. Esta obra recurre a lo que se llama "metamorfosis" o "transformación temática": el tema va evolucionando. Es un diálogo con el órgano suave y las cuerdas con momentos para los vientos que acompañan y finalmente el maestoso es introducido por un fuerte acorde del órgano, pero acompañado por rápidos pasajes del piano a cuatro manos.

El bandoneón es como un pequeño organito que en sus orígenes servía para reemplazar al instrumento grande e imposible de transportar. Comenzamos con organito a fuelle y seguimos con el órgano "suave" de Janacek para finalizar con la irrupción del instrumento a pleno. Detrás de la consola, Matías Sagreras, licenciado en Artes Musicales con especialidad en órgano, organista titular y director de Música sacra en la Basílica del Santísimo Sacramento en Bs. As. Y todo este universo de música fue dirigido por otro joven talento: Alejo Pérez. Hace muchos años lo vi en el Colón y no me olvido de este jovencísimo de apellido… ¡Pérez! (sólo faltaba que se llamara Juan). Leyendo un reportaje reciente que le hizo Jorge Aráoz Abadí me encantó su respuesta a "¿Qué hace cuando no está viajando por todo el mundo?" Y él responde: "Descanso… y estudio". Qué inmenso placer ver y escuchar a estos jóvenes talentos que estudian, que requieren disciplina en lo que hacen, inmenso amor a la belleza y capacidad de hacerlo juntos y representando a diversas zonas del país, ¡¡¡qué orgullo y qué esperanza!!!