Al frente de una banda espectacular y muy inspirada, un Charly García de excelente humor volvió el miércoles pasado al Luna Park, adonde regresará a cantar esta noche -con entradas agotadas- y para el que ya agregó otra fecha, el sábado 3 de abril. Y su retorno no defraudó. Muy por el contrario, brindó un magnífico concierto con momentos de altísimo vuelo artístico y bises ovacionados, que terminó en la madrugada de ayer, al cabo unas tres horas de pura música y sin ningún escándalo de aquellos que solían caracterizar y malograr sus espectáculos en el largo y penoso período de abusos que atravesó.
Enérgico y desenvuelto, el rocker -que también agradeció con un respeto casi religioso el "aguante" de esa banda que lo sigue y contiene, y con la que el 12 y 13 de mayo tocará en el imponente Anfiteatro Caesarea de Haifa, en el marco de una minigira por Israel- exhibió una forma física y musical muchísimo mejor a la que lució en sus primeras reapariciones públicas, lo que redundó en una mayor plasticidad motriz y en una mejor calidad vocal en cada uno de los 30 cuidados temas que desgranó (todos sus clásicos y yapas), ante varias generaciones de fanáticos.
En paralelo, el show fue técnicamente impecable, como así también su escenografía en acertadas proyecciones y puestas artísticas (a cargo del prestigioso Pichón Baldinú) acordes con la temática de cada canción. Y también contó con dos invitados especiales, León Gieco y Pedro Aznar, que endosaron brillo y virtuosismo.
Gieco cantó Los Salieris de Charly y -fuera de programa- El fantasma de Canterville, que el frontman le pidió cuando ya se retiraba, expresando que se había entusiasmado y que valía la pena "una zapadita más". El turno de Aznar abarcó tres de los cinco bises, con Perro andaluz, No se va a llamar tu amor y ese hit siempre mega aclamado que es Seminare, que precedió al track de cierre y despedida, Rock and roll yo, a todo pogo y excitación.
Cerca de la revolución, Filósofa barata y zapatos de goma, El amor espera, Yendo de la cama al living, Influencia, Tu vicio, No voy en tren y Deberías saber por qué (en el que Charly sufrió una leve caída al ir a buscar la pandereta, pero nada importante) fueron algunos de los cortes del amplio concierto, que abrió con Demoliendo hoteles y un simple "Buenas noches, Say no more". El único "exabrupto" fue en el inesperado estreno de Mi medicina, con fuertes ribetes autobiográficos, donde sentenció a modo de desahogo, que "los que me quieren ver muerto que se vayan a la con… de su madre".
Tal como él mismo lo hizo, fue destacable la performance de su banda formada por Hilda Lizarazu (coros y segunda voz), Fabián Von Quintiero (teclados), el Negro García López (que "descosió" su guitarra y a quien no sólo el público, sino hasta Charly aplaudió de pie), sus eternos compañeros de ruta; más la base chilena que viene tocando con García desde hace años, Kiuge Hayashida, Tonio Silva y Carlos González, que se mostraron muy compenetrados con el rocker. Como souvenir de un show para guardar en el arcón de los buenos momentos, el público se llevó tarjetas digitales con 5 canciones de El Concierto Subacuático. ¿Qué más se podía pedir? (DyN, Télam)