En la Argentina post corralito, post megacanje, post helicóptero, post 5 presidentes en una semana, post “el que depositó dólares recibirá …” (completar la frase a gusto), cuatro amigos se juntaban a zapar en Parque Chacabuco. Era 2003, y el país miraba atentamente el pulso de las campañas electorales.

En medio de todo ese marco de incertidumbre en un país devastado, nace La Chancha Muda. Una década pasó hasta que pudieron publicar su primer disco y 3 años más para el segundo.

2019 los ve haciendo gala de su madurez compositiva e interpretativa cuando publicaron “La Peste Del Cazador”,  su tercer álbum de estudio, una propuesta conceptual que no se limita al disco sino también a un libro de 130 páginas.

Canciones urgentes para un mundo enfermo, historias cotidianas de barrio y barro, la voz de los sin voz, la garganta gastada, irritada de gritar por justicia, verdades escupidas en la cara de la realidad, “La Peste Del Cazador” es un disco que reúne todo eso en canciones muy bien construidas, arregladas y producidas.

El disco abre con “Incinerador”, y desde ese riff inicial La Chancha nos hunde la cara en el fango de un mundo a punto de estallar.

“Tengo terror de como pueda terminar la vida convertida en una red social. Monitoreando con quién, cuándo y dónde estás?” plantean en “Canciones Deformes”, algo tan real que ya sucede, y termina marcando comportamientos y elecciones.

“Nueve” y “Escape” simulan traer calma pero finalmente el estallido es inevitable.

Cerrando el disco está “La Chispa”, un cierre de lujo que incluye la voz de Osvaldo Bayer, grabada durante una charla que tuvo la banda con el historiador, escritor y periodista argentino.

“La Peste Del Cazador” es una gran apuesta de La Chancha Muda, disco con el que están nominados al premio “Mejor Álbum Grupo de Rock” en la próxima entrega de los Premios Gardel.

Un gran disco, de una gran banda que merece un mayor reconocimiento, especialmente de los medios.