La Ópera de San Juan ultima los detalles para el debut de Tosca en el Auditorio Juan Victoria el sábado 18 de febrero. Como pasó también con La Traviata, uno de los desafíos fue diseñar la escenografía para esta puesta, teniendo en cuenta las características del escenario tan particular, sobretodo sin telón ni fondo. Con la obra de Verdi fue resuelto exitosamente y esta vez subieron la apuesta. Es que la ópera de Giacomo Puccini tiene una escena culmine que implica ciertas exigencias de puesta en escena.
"Si se podía solucionar la escena final se hacía, sino no", cuenta Ricardo Elizondo, director de la obra y no es por capricho sino para ser fieles al creador de la pieza. "Cuando afrontas obras de Puccini es un doble desafío, porque es uno de los pocos que no sólo escribió la música, sino que en la partitura marca la escena. Era muy puntilloso para que cada obra se hiciera como él la creó" explicó el director, además tenor, quien grafica: " Hasta los tics nerviosos del sacristán están marcados". Por eso la prueba era lograr que el tercer acto termine como Puccini lo ideó: con Tosca, la protagonista, cayendo al vacío desde la torre de un castillo. "Algunos hicieron el final con un escape o lo resolvieron de otras maneras. Pero nosotros recién una vez que definimos el final, avanzamos con otras cosas", sostuvo Elizondo.
Para este tenso final, que llegará después de las dos horas que dura la ópera, con dos intervalos, se crearon "tres pasarelas que tienen descenso con escalera y en la parte de arriba simulan almenas, dando forma a la torre de un antiguo castillo", explicó Emanuel Díaz Ruiz, a cargo de la dirección escenográfica, quien trabajó junto a Elizondo en definir el planteo del decorado, con el aporte de la artista plástica Silvina Martínez. Será desde esa torre que Tosca caerá. Igual que en La Traviata los módulos móviles del escenario, esos que forman una escalinata frente al órgano se modificaron para crear una plataforma más llana para el desplazamiento de los cantantes.
El primer acto se sitúa en una iglesia romana, donde Mario Cavaradossi (interpretado por Juan Carlos Vassallo) se encuentra con su amada Tosca (en la piel de la soprano Mariela Schemper) que desconfía de su enamorado, en medio de una intriga política, la fuga de Angelotti (Nicolás Secco) y la persecución del Baron Scarpia (Fabián Veloz )tendrá lugar el Tedeum donde cantará el Coro de la Ópera de San Juan acompañado por el órgano del Auditorio interpretado por el maestro Oscar Rodríguez Castillo. Aquí se recreará el templo con una cruz de tres metros y medio que estará suspendida desde el techo, con un sistema desmontable, que permitirá bajarla y desarmarla con muy poca luminosidad sobre el escenario, con lo que llaman luz de trabajo. Habrá estatuas, el cuadro que pinta el protagonista, bancos y el altar. En el segundo acto, se recrea el interior de palacio. "Hay elementos son más despojados, más intimistas, una escena más cruel, donde se produce una de las muertes" adelantó Díaz Ruiz. "En el Teatro Sarmiento podíamos clavar y colgar, en cambio aquí es una escenografía de elementos autoportantes, es decir que no requieren mayor sistema de montaje", dice el escenógrafo. Sobre la adaptación necesaria, Elizondo sostiene que "hay que saber usar las paredes del auditorio como escenografía. Si bien el órgano no ayuda, embellece, como para el acto de la iglesia, pero después se "apaga" la imagen del órgano a través de las luces". Aseguró que se logró "contrarrestar la falta de posibilidades del escenario con mayor creatividad". Tanto esfuerzo vale la pena, porque según el director de la puesta "las prestaciones que te da el Auditorio desde lo acústico, reemplazan y lo que te puede dar mínimamente en escenografía otras salas".

