Nada de andarse con chiquitas, ni de llegar al interior y sacarla de taquito. En la temporada 2010 de Fundación Protea, Livin la viuda loca -lo más visto de la última temporada veraniega en Carlos Paz- puso sobre las tablas, una escenografía pocas veces vista, al servicio de una comedia ligera y pasatista pero entretenida y bien llevada, que arrancó la risa y el caluroso aplauso del público sanjuanino que anoche -desafiando al frío- se dio cita en el Teatro Sarmiento. Pero -como era de esperar- quien se llevó las palmas más fervorosas fue su productora (debuta en este rol con esta obra) y protagonista, Florencia de la V, que volvió a demostrar en tablas locales sus cualidades de capocómica, más allá que la propuesta no era una revista, sino una pieza teatral; aunque cargada de gags, improvisaciones y guiños de actualidad (ligaron desde la Alfano hasta Wanda, pasando por Francese e incluso -como sabe hacerlo- ella misma). Apenas hizo su ingreso, enfundada en un conjunto negro que destacaba una figura que más de una envidiaría (y observada desde los pasillos de la sala por su pareja, Pablo), Flor recibió una cálida bienvenida, con palmas en alto, gritos de aprobación e incluso alguno que otro espectador que se puso de pie.
Fiel a su estilo verborrágico y desfachatado, y con un muy buen manejo de la platea (a la que varias veces se dirigió, fuera de libreto), de la V encarnó a una viudita alegre, quien se entera que su anciano y ricachón marido -ya fallecido- guardaba una fortuna que bien le vendría para pasarla bomba con su apuesto amante. Fortuna que también codician los dos hijos del finado, Dallys Ferreyra y Toti Ciliberto; y el mucamo, Emilio Disi, otro que se llevó laureles. Sin embargo, lo que el viejito reservaba también es un testamento insólito, que pone en juego los espurios intereses de su familia, a lo largo de una hora y media de show.
La última vez que Flor pasó por la provincia fue en octubre de 2008, con la obra El champan las pone mimosas, por entonces como la mimada de Sofovich. Hoy, con (casi) toda la responsabilidad de la obra a cuestas, mostró que su carisma sigue intacto, rubricó su feeling con la gente (incluso algunos vendedores de golosinas, en la vereda del teatro, esperaban poder verla) y dejó en claro que tiene espalda suficiente para seguir adelante su camino artístico.

