"No soy un hombre, no soy una mujer, soy una criatura de su reino. Cuando alguien les pregunte quién es Lady Gaga, sólo digan que soy como ustedes. He venido a tomar información e inspiración de su música, moda para absorberla. Algún día vendré a invadir la Argentina y seré su reina pop star", dijo (¿a modo de promesa?) Lady Gaga a sus fans argentinos, entre ellos varios famosos. Fue el viernes por la noche, cuando la extravagante neoyorkina cantó por primera vez en Argentina, en el marco de su gira Born this way.
Repetidas menciones a Buenos Aires y Argentina, una remera de la selección que no dudó en ponerse, un paquete de yerba que le arrojaron y su pregunta "¿es para fumar?’, una bandera nacional que desplegó sobre su moto y que luego rozó con su trasero (a juzgar por cómo lo mostró, todo un orgullo para ella) fueron algunos condimentos de la noche, donde -como era de esperar- no faltó ninguno de sus súper hits ni tampoco la parafernalia. Buena en lo suyo en cuanto a lo musical (cantó, incluso a capella, y tocó la guitarra), bien contenida en lo coreográfico con un ballet pequeño pero potente, y con una escenografía y utilería impactantes que se valieron desde desde un unicornio hasta un gran castillo medieval, el debut local de Germanotta (su apellido real) no defraudó ni ahí a los 50 mil monstruos que desde temprano hicieron colas para adorar a su madre.
"Muchas gracias, espero que pasen una linda noche conmigo porque yo soy ustedes. Estoy muy contenta de poder decir Argentina puedes seguirme’, dijo levantando otra ovación y consolidando amores con sus fans (algunos pudieron estar junto a ella en Hair), a quienes instó a "ser uno mismo’.
Los que fueron con una mirada más inquisidora, los más escépticos, si cabe la expresión; sí deslizaron algunas críticas. Dijeron que el estadio tenía varios lugares vacíos, que ella no baila bien, que se esmera por afearse, que el show no tenía una unidad conceptual, que sus intenciones de mimetizarse con los argentinos a veces sonaron exageradas y huecas y que el erotismo andrógino tuvo demasiado protagonismo, por citar algunos comentarios.
Di igual modo, nadie salió a pegarle y todos, aún los menos incondicionales, elogiaron a la ya diva de "raros peinados nuevos’ y apenas 26 años, que con su carisma, su buen feedback con la gente y su talento -que lo tiene- en poco tiempo se limpió a Britney del principado del pop. Y para muchos hasta tiene con qué disputarle el reinado a su indiscutible referente, Madonna; aunque a esta muchacha todavía le quede un largo camino por recorrer.

