El actor, Robin Williams, quien falleció el pasado lunes, dejó una suma de 130 millones de dólares a sus tres hijos: Cody, Zelda y Zachary. Además, en el testamento dejó una importante fortuna a su última esposa, Susan Schneider. Al parecer, ya tenía organizada su herencia antes de tomar la trágica decisión de quitarse la vida.