Las mañanas no existen para él, aunque lleva una vida al revés de todo. Su carácter quizás tosco y frontal para decir lo que piensa, lo definen como un hombre de gustos simples, pero con una meta clara: repartir alegría a su público con su música durante las noches sanjuaninas. Falta poco para que cumpla 22 años de trayectoria como solista y pese a su agotador trajín de cada fin de semana, la ‘locura’ (nombre de su hit más icónico) del Yeyo sigue sonando por todos los rincones de la provincia y fuera de ella también.
Roberto Sosa -su nombre real- supo acumular un prestigio en la música popular como pocos en el circuito local. Ese reconocimiento se vio reflejado en el último show que dio el domingo pasado con la grabación de ‘Yeyo vive en vos’, que consistirá en su décimo álbum discográfico. La Sala del Sol de Luna Morena fue el lugar donde se concentraron sus fans, las ‘yeyeras’, quienes disfrutaron hasta las 5 de la madrugada del espectáculo brindado por la estrella tropical sanjuanina y que resultó todo un éxito. Este material será el regalo de cumpleaños para su público cuando se lleve a cabo el próximo show aniversario en diciembre.
‘Quiero compartir este sentimiento con ellos, quienes participan cada noche, cantan y corean. Por eso vimos la necesidad de realizar esta grabación que será un regalo para la gente que con mucho esfuerzo paga una entrada’, dijo el cantante a DIARIO DE CUYO en una charla a fondo sin luces, ni micrófonos.
Desde miércoles a domingo, la máquina no para nunca. Yeyo se mueve todos los fines de semana en boliches, bailes, fiestas privadas, clubes y festivales. Sus recitales, por lo general, duran más de dos horas y siempre arma diferentes repertorios entre cumbias, melódicos, románticos y cuartetos.
Para el ídolo cuartetero, ‘esto es un trabajo y una forma de vida, en bancarme cuatro shows por día y después empezar de nuevo a las 8 de la tarde del día siguiente. Tengo cambiado el sueño, pero es el camino que asume el músico independiente. La familia me apoya mucho, en esto es crucial’, lo cuenta con total sinceridad mientras en cada brazo, se nota claramente los nombres tatuados de Daira y Yaela, sus hijas.
Hace 25 años que formó su primera banda llamada Karisma, dejó la secundaria y entendió que su vida estaría encaminada por la música. Poco tiempo después se sumó al grupo cordobés Chunchulas. Existía la posibilidad de hacer pie en Buenos Aires, pero no hubo acuerdo entre él y la compañía discográfica que lo manejaba. Volvió a San Juan y encaró con banda propia su carrera como solista hasta el día de hoy. En más de dos décadas, ‘no nos fue mal, hemos tenido altos y bajos, pero perduramos. Pasamos varios años sin poder grabar. Hubo un tiempo que sólo nos sosteníamos a través de la venta de discos truchos. Luego de un recital, al otro día los manteros ofrecían el disco con la grabación de ese show en la calle y en las plazas. Sobrevivimos gracias a ellos’. Agregó, además, ‘Comenzamos con el cuarteto tradicional, luego agregamos los instrumentos de viento, más salsero y merengue como lo que se escucha ahora en Córdoba. Pero no abandonamos el acordeón, no perdemos la línea. Córdoba es mi guía y si me dice que es azul, entonces tiro para azul y si la onda es roja, tiro para roja. Tampoco podemos ir contra la corriente porque si no, no duramos ni un mes. Nosotros no somos una moda. Hay grupos y bandas que duran un verano y después se pierden’.
La clave de su popularidad, aún no sabe cómo encontrarla de existir una. Es reacio a las fotos y a la exposición en los medios. Por las calles transita usando lentes oscuros, pero de 10 personas, 8 lo saludan o le dejan una muestra de afecto. Su teléfono personal suena cada 5 minutos. Es reconocido en cada esquina de la ciudad. Sucede que, de acuerdo a su visión, el cuarteto y la cumbia en San Juan, dejó de tener un espacio marginal, para convertirse en un mercado masivo y en expansión, sin importar fronteras socioeconómicas.
‘Como en todo rubro, hay que remarla todos los días, pero el ambiente ha cambiado mucho. Existen bandas de rock que se han vuelto tropicales. Aunque hay estúpidos todavía que piensan que lo nuestro es música de villeros o de negros. Pero esos mismos que despotrican no se divierten si no les ponés cuarteto y cumbia en una fiesta a las 3 de la mañana. Les cambia la cara cuando se ponen a bailar. Eso es lo que tiene nuestra música. Le guste a quien le guste’, sentenció.

