Argentino Luna fue testigo y protagonista de una verdadera fiesta popular, el 29 de enero en Huaco, adonde llegó como figura central de los festejos por los 105 años del natalicio de Buenaventura Luna (que se habían cumplido 10 días antes). Tan contento se lo vio al "Gaucho de Madariaga" en su primera vez en Jáchal, tanto disfrutó el recibimiento, el paseo y el aplauso del público, que prometió que no pasaría mucho tiempo antes de volver. Pero el destino no siempre respeta los deseos personales. Apenas una semana después de su presentación, sufrió una descompensación mientras se encontraba en Santa Cruz, la estación siguiente de su gira. "Abdomen agudo obstructivo, con cuadro séptico, con falla multiorgánica", dijeron los partes médicos por entonces. Y aunque la peleó casi dos meses, finalmente el sábado último por la noche, se apagó su canto. El folclorista que hizo honores a su clásico "Mire que lindo es mi país paisano" falleció a los 69 años en el Centro Modelo de Nefrología y diálisis de la Fundación Favaloro, en Buenos Aires, donde había sido trasladado y donde volvió a ser operado el 23 de febrero, quedando en terapia intensiva y con pronóstico reservado. Así se fue una de las voces más tradicionalistas de esta tierra, cuyas reflexiones musicales y camperas seguirán latiendo también en San Juan.

"Estaba muy contento. Llegó ese día como a las 18, con su familia y un matrimonio amigo, fue al hotel, pero se dio su tiempo para conocer. Recorrió Huaco, se emocionó mucho cuando contempló el paisaje de la Cuesta. Visitó el Molino... en el viaje hasta ahí, en auto, escuchó atentamente un CD con 18 versiones de Vallecito; y también fue a la tumba de Buenaventura, estaba recontra informado sobre él", contó a DIARIO DE CUYO Marcelo Ferreyra, director de Cultura y uno de los que estuvo junto a Argentino en su debut y despedida en Jáchal.

La noche del festejo en el Molino Viejo, Luna -cuyo nombre verdadero era Rodolfo Giménez y que, coincidentemente, había elegido el mismo apellido artístico que el homenajeado- dio un recital único ante unas 3 mil almas. La posta se la pasó el Dúo Páez-Brizuela, que también lo conmovió con su interpretación de Vallecito, con el recitado de Mario Echegaray. Entonces sí, receptivo y generoso, "El Negro" salió a escena con su guitarra como a las 0.30 y durante más de una hora deleitó a los presentes con su charla y sus coplas. Y compenetrado con la causa, incluyó temas y anécdotas personales del poeta huaqueño.

Aplausos y elogios fue lo que cosechó el cantor fogonero, que manifestó su interés en presenciar -alguna vez- el Fogón de los Arrieros; y que tras su show eligió cenar frente a la plaza departamental, donde la gente se acercaba para saludarlo. El corolario de su presencia fue tan grato, que hasta se habló de la posibilidad de que apadrinara la edición próxima de la fiesta huaqueña, dijeron desde la organización. Pero...

Tal vez el año próximo, desde algún lugar, los dos Luna disfruten juntos de otra velada telúrica por los pagos de Don Buena, donde sin dudas volverán a rendirles tributo.