Dicen que no hay dos sin tres. Tal vez por eso, Peter Jackson hizo marcha atrás a su decisión primigenia de hacer sólo dos películas de El Hobbit; y al igual que con El señor de los anillos (secuela sobre Frodo y el Anillo Único, que fue filmada con anterioridad) agregó una tercera para cerrar los cabos sueltos que pudieran haber quedado en su adaptación cinematográfica de la fantástica Tierra Media pergeñada por Tolkien. "La batalla de los cinco ejércitos" es como se llama esta última parte de la trilogía, que mañana llega a la pantalla local, en estreno nacional, y que se muestra el final de las aventuras del ya valiente y decidido Bilbo Bolson.

Después de haber recuperado su hogar de las garras del dragón, al morir Smaug, el gran tesoro que custodiaba bajo la Montaña quedó en manos de Thorin, quien renovó el reino de los enanos como legítimo heredero. Pero se negó a compartir el tesoro y compensar a los elfos del Bosque Negro y los hombres de Valle, que también habían sufrido las depredaciones de Smaug. Por esto, elfos y hombres se enfrentan a los enanos. Pero mientras Bilbo trata de lograr la paz a cualquier precio, otra tragedia avanza: El archienemigo del mago Gandalf, Sauron, "el señor oscuro" (que en realidad no aparece en los libros, pero para el director es un nexo clave entre ambas trilogías), ha vuelto a la Tierra Media junto a legiones de orcos para atacar sigilosamente la Montaña Solitaria y apoderarse del tesoro del dragón.

"¡El terror ha caído sobre vosotros! ¡Ay! Ha llegado más rápido de lo que yo había supuesto", advierte Gandalf. Entonces, los enanos, elfos y hombres deben decidir entre borrar sus diferencias y juntarse para derrotar al enemigo común -orcos (trasgos) y huargos- o ser destruidos. Así, de un momento a otro, Bilbo se encuentra luchando por su propia vida y la de sus compañeros, en lo que será uno de los conflictos bélicos más importantes en la historia de la Tierra Media.