El compositor brasileño Joao Gilberto, considerado uno de los padres de la bossa nova, falleció ayer en su casa de Río de Janeiro, a los 88 años de edad y por causas que todavía no han sido reveladas. Fue el inventor de los revolucionarios acordes que convirtieron a la bossa nova en un ritmo único y admirado en todo el mundo. "Mi padre murió. Su lucha fue noble, intentó mantener su dignidad al perder su soberanía", afirmó su hijo Marcelo, quien vive en Estados Unidos, a través de Facebok. 

Procedente de Juzaeiro, en el estado de Bahía, el cantante y guitarrista hizo popular la bossa nova en el mundo con su álbum "Chega de saudade" (1959), a los que le siguieron "O amor, o sorriso e a flor" (1960) y "João Gilberto" (1961), entre otros. Con Brasil como punto de partida, prosiguió con sus creaciones a lo largo de su vida y en los ’70 grabó en Estados Unidos su álbum "Amoroso" con la discográfica Warner Music. Sus primeras producciones fueron objeto de una disputa judicial contra la discográfica Universal Music, pero el compositor venció la batalla y la justicia determinó que Universal devolviera al guitarrista las regalías que le debía desde 1964, además de un pago por daños morales. Sus últimos años estuvieron marcados por una dura disputa familiar después de que su hija Bebel, también cantante, solicitara que se le declarara inhabilitado judicialmente al alegar que se encontraba en una edad avanzada, lo que le restaba autonomía para la administración de sus finanzas. 

Alejado de las luces, carcomido por deudas y con problemas familiares; ya no recibía a nadie en su casa, excepto a algunos familiares. Pero allí quedó su legado, dispuesto a conmover y a incomodar a aquellos que ven en la música una fórmula sometida a repetición.