Para curiosos y cinéfilos que aguantaron la espera (otros se las ingeniaron para verla antes del debut oficial), hoy llega a las salas locales en estreno nacional La La Land, la película que arrasó en los recientes Globos de Oro y que -con 14 nominaciones -récord compartido con Titanic- es indiscutida favorita para el máximo galardón en la próxima ceremonia de los Oscar.

Pero lo que sorprende a más de uno es que la nueva niña mimada de Hollywood sea un musical. ¿Y por qué debería sorprender que la estrella de la edición 2017 provenga de un género que ha cantado victoria más de una vez en La Meca? Tal vez porque el paso de los años y la poca suerte de las últimas apuestas han desdibujado el prestigio de un rubro que supo ser un clásico de la industria. 

Repaso obligado. La última vez que un musical se consagró mejor película fue hace varios años. Para ser precisos, 14 desde que Chicago le pasó el trapo a la competencia.

Y lo que hizo que quedara como una "excepción" en la memoria colectiva de los menos memoriosos, es que rompió con casi 35 años de mala racha (desde Oliver, ganadora en 1969); y que encima ninguna otra pudiera alcanzarla después.

Pero no es que el género haya tirado la toalla. Desde Chicago han visto la luz -con más o menos suerte- musicales como El fantasma de la ópera, Dreamgirls, Sweeney Tood, Nine (que ganaron premios) y otras que no llegaron a la fiesta, como Los productores, Hairspray o Mamma Mía, por citar algunas. Antes de Chicago, de hecho, también hubo varios títulos famosos, desde Cabaret en 1972 (10 nominaciones) a Moulin Rouge en 2001, considerada la que le sacudió el polvo al rubro en materia de Oscar, con 8 nominaciones y algunos premios (aunque no el principal).

Y entre esas dos, otras tantas: Jesucristo Superstar, Grease, Hair, Evita y Bailarina en la oscuridad. Pero mucho antes aún hay perlitas del tipo El mago de Oz, Cantando bajo la lluvia o Los caballeros las prefieren rubias; sin contar la decena de ganadoras que se detalla abajo.

Sólo muestras de que el arribo de La La Land como favorita de la gran fiesta del cine (norteamericana, para ser honestos) no es cosa de otro mundo.

Ahora bien, harina de otro costal es si la sorpresa la causa no el género en sí (o al menos no solamente), sino qué cuenta y cómo, bajo la batuta de Damien Chazelle: una historia de amor entre una camarera que sueña triunfar como actriz (Emma Stone) y un pianista de segunda que anhela tener su propio club de jazz (Ryan Gosing), con fuerte ¿inspiración? en musicales icónicos. Y ahí, claramente, el análisis es otro (ver Opinión).

Como sea, si gusta del cine, vale la pena ver qué tal es esta peli de nombre raro (algunos dicen que es una expresión que refiere a la ciudad de Los Ángeles, en particular el distrito de Hollywood; otros a un mundo de ensoñación, término que usó Demy Lovato en una canción), también difundida como "Ciudad de las estrellas", que ha puesto a Hollywood de cabeza... Y con conocimiento de causa, celebrar o rabiar el 26 de febrero, cuando la Academia coincida o no con su valoración.

Musicales que fueron Mejor Película 


The Broadway Melody (1930)

Es considerado el primer gran musical de la historia del cine, y como tal, fue premiado como Mejor Película en la segunda edición de los Oscar. Dirigido por Harry Beaumont, obtuvo tres nominaciones, y aunque sólo ganó una, fue la más importante. Trata de dos hermanas que buscan triunfar en Broadway, y se ven envueltas en un triángulo amoroso.


El gran Ziegfeld (1937)

Con dirección de Robert Leonard, es una suerte de biografía imaginaria -desde sus inicios hasta su muerte- del productor Florenz Ziegfeld, personaje que saltó al estrellato en aquellos tiempos por promover los "destapes femeninos". Producida por MGM, tuvo 7 nominaciones al Oscar y ganó 3, Película, actriz (Luise Reiner) y coreografía.


Siguiendo mi camino (1945)

Dirigida por Leo McCarey, fue la película más premiada ese año: de 10 nominaciones, ganó 7: película, director, actor principal (Bing Crosby), actor de reparto, argumento, guión adaptado y canción (Swinging on a Star). Es la historia de un carismático sacerdote que discrepa con otro de más años y más conservador en cuanto a la esencia de la vocación.


Un americano en París (1952)

Considerado el mejor musical de todos los tiempos, dirigido por Vincent Minelli y con un talentoso como Gene Kelly. Nominado en 8 categorías, ganó en 6: película, fotografía en color, guión original, vestuario en color y decoración en color. Paradójicamente, no hubo estatuillas ni para Minelli ni para Kelly. Se sitúa al término de la 2da Guerra Mundial.


Gigi (1958)

Otra vez el gran Vincent Minelli está detrás de otra ganadora, con París como escenario. Basada en la novela de Colette, tuvo 100% de efectividad: 9 nominaciones, 9 premios: película, director, fotografía a color, guión original, vestuario en color, decoración en color, banda sonora, montaje y canción original. Fue protagonizada por Leslie Caron.


West Side Story (1962)

De Robert Wise y Jerome Robbins, "Amor sin barreras" -inspirada en Romeo y Julieta- se alzó con más estatuillas, 10 (de 11 nominaciones): película, director, actor de reparto, actriz de reparto, dirección artística, música, fotografía, sonido, vestuario y montaje. Un referente del género protagonizado por Natalie Wood y Richard Beymer.


Mi bella dama (1965)

Protagonizado por Audrey Hepburn, un clásico dirigido por George Cuckor, basada en Pigmalión de George Bernard Shaw, que devino a exitoso musical de Broadway. Luego de 12 nominaciones, obtuvo 8 premios: película, dirección, actor (Rex Harrison), sonido, fotografía color, dirección artística, adaptación música y diseño de vestuario color.


La novicia rebelde (1966) 

También de Robert Wise, lanzó al estrellato a Julie Andrews como la inquieta novicia que en 1938 llega a cuidar a los siete hijos del viudo capitán Von Trapp (Christopher Plummer), quien se ve atraído por ella. También basada en un musical de Broadway. Tuvo 10 nominaciones y ganó 5 Oscar: película, director, música, montaje y sonido. 


Oliver (1969)

Película británica dirigida por Carol Reed, basada en un musical de Lionel Bart, a su vez basado en la novela de Charles Dickens, Oliver Twist. Con Mark Lester como protagonista, de 11 nominaciones, ganó 5: película, director, sonido, banda sonora y dirección artística. Fue el último musical ganador hasta Chicago, más de 30 años después. 

Chicago (2003)

Dirigida por Rob Marshal, con Renée Zellweger, Catherine Zeta Jones y Richard Gere; obtuvo 13 nominaciones y ganó 6: película, actriz de reparto, vestuario, dirección artística, montaje y sonido. Chicago le devolvió la esperanza al género luego de muchos intentos fallidos en la categoría principal. Pero hasta ahora es el último musical ganador.


Una película que no cuestiona

Daniel Gil
Docente, historiador, a cargo de los talleres de cine del MPBA F. Rawson

La La Land, de Damien Chazelle, es una película sin duda acomodaticia, calculada hasta la exasperación y con serios problemas en su concepción.

El film se limita a copiar los musicales clásicos, especialmente a Jaques Demy y con esto sólo consigue demostrar hasta qué punto es inferior a estos films. Los números musicales son más bien limitados y paradójicamente la escena de introducción, filmada en un solo plano es tan buena, que la película sigue intentando alcanzar la excelencia de la apertura sin lograrlo nunca.

La historia principal no deja de ser un largo cliché y una de las características del musical clásico que La La Land pretende homenajear es cierta inocencia y levedad de la que una película tan calculada como esta carece.

Es una película amable, realizada con un molde, que homenajea a uno de los géneros más clásicos y populares de Hollywood, el musical; y a su vez no genera ningún tipo de preguntas, cuestionamientos, ni inquietudes que podrían ser políticamente incorrectos. En resumen un producto con una diagramación ideal para ser premiado por una institución conservadora como es la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas