Tras las 20 personas de la primera jornada (el viernes), el sábado
se reunieron más de 35 mil fans para disfrutar de Skay, Luis Alberto Spinetta y Charly García, en la segunda fecha del Cosquín Rock que extendió la velada hasta bien pasada la madrugada de ayer en una edición que anoche se despidió hasta el próximo año con la actuación de Ciro y los Persas, Las Pastillas del Abuelo y Eruca Sativa, entre otros.

Los dos próceres del rock nacional Charly y Spinetta mostraron que atraviesan situaciones disímiles. Mientras el primero busca el mejor García compositor con una banda despareja, de la que sólo se puede rescatar al guitarrista, el Negro García López; el otro se encuentra relajado.

Por su parte, Skay está en otro estadío, buscando su lugar en el Olimpo con una banda notable, con discos solistas que van sonando cada vez mejor.

¿Qué hizo cada uno? Charly, que presentó como corista a la sensual Rosario Ortega en reemplazo de Hilda Lizarazu, interpretó sus viejos hits y dejó en evidencia la idea de que el trío chileno que lo acompaña desde hace años ya cumplió su ciclo y que es hora de reemplazarlos por un bajista y un baterista que a su vez exijan al bigote bicolor.

Spinetta, en cambio, tocó Ludmila, homenajeó a Gustavo Cerati con Té para tres, pidió que lo acompañara su hija Vera; y exhibió un repertorio profundamente antifestivalero que incluyó largos pasajes de jazz rock, lo que constituyó en casi una herejía, aunque el Flaco tiene la autoridad para hacerlo.

Skay llegó con las canciones de sus tres discos solistas y algunos clásicos de los Redondos, consiguiendo una de las calificaciones más altas del Cosquín.

Claro que, a lo largo de la programación del sábado, también brillaron perlitas como León Gieco, la contundente y esperada presentación de Jauría -la nueva banda de Ciro Pertusi- y lo mejor del reggae argentino que ocupó el escenario temático.