Un espacio para disfrutar de las vacaciones de invierno siempre viene bien para la familia, y en especial a los niños que buscan alternativas a la hora de divertirse fuera de casa. Y cuando tienen la posibilidad de crear, usando sus manos y la imaginación, la recompensa es grande. Tan solo con un par de tijeras, un poco pegamento y sobre todo, muchas ganas de aprender, unos 40 chicos se entretienen en el Taller ‘Semillitas Sanjuaninas’ donde crean animales a partir de los frutos que da la ‘Madre Tierra’.
Acompañados por sus padres, que también se ponen manos a la obra, los peques se convierten en expertos artesanos rápidamente y resultados bastante peculiares, como aves, reptiles o dinosaurios. Todo aprovechando la textura, formas y otras características de las semillas, ramas y frutos, que se ensamblan con silicona en caliente.
"Los chicos trabajan con semillas que se pueden encontrar en los médanos de Caucete y del norte de la provincia. Nosotros les proveemos los materiales para trabajar, pero lo importante de esta actividad es que los chicos aprendan a respetar a la naturaleza, a estar en armonía con la Madre Tierra. Sin hacer daño, los humanos podemos hacer cosas lindas’, explicó Juan Pedro Becerra, artesano que comanda el espacio junto a Graciela Becerra en el Mercado Artesanal Tradicional Luisa Escudero, que los cobijará gratuitamente hasta el sábado.
Según los profes, los niños aprenden ‘las reglas de oro del artesano’, como que el que ensucia, debe limpiar y también tienen que trabajar ordenadamente. Además, hay un ritual que todos practican antes de comenzar la jornada, que es invocar a los ‘guardianes del suelo para pedir permiso en usar lo que brinda la tierra. "Es una ceremonia de los pueblos originarios para ponernos en conexión con el reino vegetal’, cuenta el instructor.
Morena Gómez Fredes, con tan solo 5 años, hizo una lagartija a la que llamó Pedro y un pajarito bautizado Juan. ‘A esta planta la fui tallando con la mano, el profe nos enseña cómo hacerlo. Me gusta y me divierto haciendo con mi papá’, dijo entusiasmada la pequeña.
En el medio de la tarea, Graciela agarra un tambor y canta la copla ‘Va haciendo tiempo… que mandemos en casa… va haciendo tiempo que miremos adentro…’. ‘Lo que transmitimos a los más pequeños es que sientan más unidad con su entorno, con los elementos naturales. De tener una conciencia en armonía con la naturaleza. Los chicos aprenden muy rápido. Solamente ayudamos a que los chicos puedan dar lo mejor que tienen dentro’, contó la profesora.
Para el cierre, habrá una ceremonia especial y cada chico que participó en estos 6 días de aprendizaje en el taller, llevará una copla con las palabras que ellos elijan para expresar lo que vivieron en la semana.