A pocas semanas del suicidio de Robin Williams, George Clooney contó que se le cruzó la idea de quitarse la vida. Fue en 2005 cuando rodaba Syriana. "Pensé que tenía un infarto. Era como tener la sirena de un tren dentro de mi cabeza. No podía sostenerme en pie", aseguró el actor, que en un momento cayó de cara al suelo. Tras muchos estudios, se descubrió que perdía líquido cefalorraquídeo por la nariz y una gran lesión en la espalda que le provocaba profundos dolores y mareos. "Llegó un momento en que pensé que no podía existir así, vivir así", confesó Clooney, que fue operado y tuvo que transitar una larga recuperación.