Hay discos que después de escucharlos queda algún estribillo, alguna melodía, algún fragmento dándonos vueltas en la cabeza, pues bien, este no es el caso.

Adam Levin dejó por un momento su sillón en el programa “The Voice” para finalmente entregarnos “Red Pill Blues”, el 6to álbum de estudio de Maroon 5, del que venían entregándonos adelantos desde el año pasado con “Don’t Wanna Know”, la canción en la que participa el rapero y cantautor Kendrick Lamar. Las mejores canciones ya fueron presentadas como singles adelanto, salvo “Who I Am”, en donde el rapero LunchMoney Lewis hace un aporte que no es mejor que la débil pista.

“Red Pill Blues” es un trabajo ideal para sonar en el canal 901 de Direct TV, los programadores de radio se encontrarán con un puñado de buenas canciones de relleno pero no con hits contundentes, de esos discos con los que a la audiencia se les dibujará una sonrisa al escucharlos dentro de 20 o 30 años.

Abre este álbum “Best 4 You”, una canción con fino groove y un elegante estribillo con falsete, pero pasa la canción y la olvidamos como si nunca hubiera sonado. Esto es algo que se repite a lo largo de “Red Pill Blues”. Lo que hacen los amantes de “What Lovers Do” termina siendo un gran misterio.

“Help Me Out” se evapora en medio de teclados y sugerencias vocales a medias. En la pista 8 llega tarde el salvador “Whiskey”, un recuerdo de actuar cortésmente en una cita y ser recompensado con un beso embriagador.

El track 10 es “Closure”, una canción que se torna sensual, haciendo una fusión a lo Herbie Hancock que innecesariamente la estiran hasta los 11 minutos y medio, cuando estamos frente a una pieza que podría haber sido resuelta en menos de la mitad de ese tiempo.

Maroon 5 nos entrega un buen disco, no más que eso, 14 canciones que sonarían muy bien en la sala de espera de un consultorio. La edición de lujo japonesa incluye un segundo CD con 9 tracks registrados en vivo en Manchester durante 2015. “Red Pill Blues”, se lleva 3½ estrellas sobre 5.