No buscan fama como en la serie de televisión, sino mostrar lo que hacen con tanto placer. En shorts, calzas, pantalones, ya con los zapatos de baile, transpira la camiseta en una calurosa siesta sanjuanina un numeroso grupo de mujeres que se prepara para el estreno. Son Mujeres audaces, alumnas de baile del instituto Mantra que mañana actuarán en el Anfiteatro Buenaventura Luna del Auditorio Juan Victoria. Pero no es cualquier academia, sino un espacio donde unas 60 mujeres de entre 30 a 75 años bailan juntas, sin diferencias de edad, conocimientos técnicos o antigüedad en el grupo. "Entro a las 4' dice una de las bailarinas que raudamente parte hacia la distribuidora de bebidas familiar donde trabaja y tiene sólo 10 minutos; pero igual se va contenta, porque hace dos años que baila en Mujeres audaces y no esconde su entusiasmo por el nuevo show. Otro ejemplo es Ana María, que "estrena' su nuevo rol de jubilada docente, comenzó en Mantra en febrero y cumplirá "el sueño de subir a las tablas; también opina Graciela, docente de educación especial, empleada del Poder Judicial, quien cuenta lo bien que lo pasan en el grupo. "Este lugar es para mí' dice Mabel, que es abogada y feliz concurre tres veces por semana para danzar. Ninguna de las tres son jovencitas pero se animan a poses sensuales y compiten en resistencia física con cualquiera de sus compañeras, algunas hasta estudiaron danza toda la vida y que hoy eligen también este ambiente amistoso y relajado para seguir despuntando el vicio. "Llegan bastante definidas, pero esto las ubica en un lugar, en un grupo de pertenencia en el que pueden dar rienda suelta a esa situación o a esa personalidad que esta más guardadita, que por ahí salta locamente en la casa y acá se puede explayarse un poco más', cuenta la profesora de danza y propietaria de Mantra, Andrea Pereyra. Seis años pasaron desde aquel día en que la madre de Andrea y sus amigas, todas alejadas de las ramas artísticas, le pidieron que les enseñara como en "Bailamos', la película que protagonizó Jennifer López y Richard Gere. "Es mucho trabajo, aunque grato y es ver la danza desde otro lado' dice la profe, que grita si tiene que gritar al marcar los pasos, porque no está "jugando', aclara, aunque el ambiente sea distendido. Por eso la clave de este combo no es sólo audacia sino también esfuerzo, horas de ensayo, un grupo unido y la misma pasión: bailar.