La vaporosa vida de la argentina que conquistó al príncipe de Orange, Máxima Zorreguieta, es contada en una biografía no autorizada que acaba de desembarcar en las librerías argentinas, escrita por los periodistas Gonzalo Álvarez Guerrero y Soledad Ferrari.

Aunque en la portada figura una leyenda que dice "el libro que la casa real holandesa no quiso que se publicara" la imagen de Máxima no se ve afectada por las anécdotas reflejadas en esta biografía, recién publicada por Sudamericana.

El libro ahonda en los orígenes familiares, la historia de sus padres, el pasado de Jorge "Coqui" Zorreguieta como secretario de Agricultura de la dictadura militar, al tiempo que desgrana la cronología de Máxima desde que era una "bella niñita, rubia y cachetona", hasta su metamorfosis en princesa de Holanda.

A pesar de no poseer una fortuna o abolengo que se remontara a la época de la Colonia, como resaltan los periodistas, Máxima fue educada en el Northlands -uno de los colegios privados más prestigiosos- aprendió inglés y a esquiar, hizo las amigas adecuadas y se inscribió en la Universidad Católica Argentina para estudiar Economía.

Los biógrafos aportan una serie de datos en esta etapa de la investigación, que revela información suministrada por allegados a la familia en tiempos alejados al cerco que luego se levantó en torno a la futura princesa.

Cuando Máxima se fue a Nueva York en junio de 1996 ya tenía un trabajo asegurado en el HSBC James Capel Inc. La aparición de Cynthia Kaufmann, una vieja compañera del Northlands, fue una señal del destino: en enero del 99 en el centro invernal de Vermont le dijo a Máxima "tengo un tipo ideal para vos…". En la presentación, Cinthia lo saludó con doble beso y los presentó. Máxima dudó si imitar a su amiga, pero en un segundo resolvió estirar la mano", cuentan Álvarez Guerrero y Ferrari.

A partir de ese momento todo se desenvolvió en medio del vértigo, pasaron 90 días y Máxima conoció a la reina, en Italia. Beatrix quedó encantada con ella pero le marcó las reglas de entrada: "tu amor por Alex también deberá reflejarse en el respeto al protocolo, que establezco yo" le dijo mientras que su marido, el príncipe Claus le recomendó que aprendiera el holandés.

La historia que sigue ha sido ampliamente difundida por las revistas del corazón aquí, en Holanda y en todo el mundo.