El 12 de julio de 1986, en el Estadio Wembley de Londres, el mundo del rock cayó a los pies de Freddy Mercury, la inconfundible voz de Queen que durante el Magic Tour quedó en la retina de una masa de 70 mil personas. Todas vibraron extasiadas al ritmo de ese personaje con aires de divo, que se lució con una campera amarilla encima de su piel desnuda, pantalones blancos ceñidos, zapatillas blancas Adidas y exhuberantes movimientos para esa época, en lo que sería el último show antes de su muerte -a los 45 años, el 24 de noviembre de 1991-. Ya pasaron 32 años de aquel hito que inmortalizó al rockstar nacido en Zanzíbar (actual Tanzania) y nacionalizado británico, que se autoproclamó rey de reyes, enfundado en una capa de piedras preciosas y una corona de armiño cada vez que entonaba el tema God Save The Queen. Y la leyenda continúa, en buena parte, gracias a Dios Salve a la Reina, la mejor banda de tributo a Queen del mundo, reconocida internacionalmente por la revista Rolling Stone, que aterrizará una vez más en la provincia, el próximo sábado (ver aparte). Antes de su arribo para tocar en el Teatro Sarmiento, Pablo Padín, el cantante que se pone en los zapatos de Mercury, dialogó con DIARIO DE CUYO, sobre el trabajo que representa revivir aquel mítico musical y teatralmente a Queen desde hace 2 décadas, junto a sus compañeros de ruta: Francisco Calgaro, Matías Albornoz y Ezequiel Tibaldo, con quienes decidieron volver a poner el legendario espectáculo en el que suenan clásicos como Rapsodia bohemia, We are de champions y I want to break free, entre tantos; y algunas licencias.


"No es tan rígida la puesta. Nos damos el gusto de flexibilizarla haciendo una que otra canción que no pertenecieron al concierto, con ciertos toques de vestuario diferente", explicó Padín sobre este permitido, porque "al principio uno buscaba hacerlo igual" pero a estas alturas ya "nos entramos a relajar un poco" por lo que ejecutan hits como Somebody to love o El vals del millonario, para los más entendidos en la materia.


¿Tributo o imitación? "Es parecida la palabra pero hay una distancia. La imitación es algo sin tanta complejidad, sin tanto respeto, más precario y fácil; en cambio, un tributo es más formal, le da cierto carácter. Hace 20 años que lo hacemos. Me llena de orgullo tributar a Queen", dijo el vocalista acerca de la labor del conjunto que cumple actuaciones por todo el mundo y, en esta oportunidad, llegará hasta Japón.

El espíritu de Freddy se fue metiendo como un juego en el cuerpo de Pablo Padín. Y así fue que en 1998 llegó para no abandonarlo nunca más.


"Con los chicos nos juntamos para tocar las canciones de Queen. Luego de ensayar un año, vimos que el proyecto ya tenía forma, así fue que salimos a tocar en nuestro Rosario natal para crecer de a poco. Esto siempre es así, no la pegás de la noche a la mañana. En 2004 nos estrenamos con los ingleses, toda una sorpresa", destacó la voz líder del grupo sobre los orígenes de la formación que luego de algunas funciones lo mostró a Padín con el bigote al estilo Mercury. 


"Fui mutando. Tenía que ser un calco, un clon de Freddy en vivo. Al principio era yo haciendo de él hasta que me quedé bajo el ala de su imagen. Lo más difícil de plasmar es lo musical, tenía un registro muy amplio, era un excelente creador; para la cuestión estética, de vestuario e iluminación, recurrimos al material de video", confesó el artista agregando que aún hoy continúa "descubriendo" al astro, como un desafío que deben afrontar anualmente, subrayando en pocas palabras que: "La realidad superó las expectativas". 
 

Freddy Mercury de verdad. Protagonista absoluto de Live At Wembley '86, un espectáculo para el recuerdo.

Dato


Este sábado, a las 22, en el Teatro Sarmiento. Entradas: $500, $600, $700 y $900, en boletería, Farmacia del Patio, Nevada, Alova Calzados y masticket.com.ar.