Luego del velatorio que se llevó a cabo en el Congreso de la Nación, ayer, alrededor de las 11, el féretro con los restos de Mercedes Sosa fueron depositados en el coche que -sin estaciones intermedias- se trasladó directamente al cementerio de la Chacarita, donde se ofició la ceremonia de cremación, en la más estricta intimidad. Sin embargo, todo el cortejo y el responso previo que tuvo lugar en el camposanto, contó con la compañía de cientos de personas (pocas caras conocidas, salvo Teresa Parodi, Peteco Carabajal, Víctor Heredia y Piero, entre algunos otros) que quisieron estar presentes en el último adiós a "la voz de América".

Cientos de personas esperaron la salida del cortejo fúnebre del edificio del Congreso, donde la "Negra Sosa" fue velada durante 24 horas con honores sólo reservados a las más reconocidas personalidades de la política y la cultura.

El ataúd se cerró cerca de las 11, luego de que los presentes entonaran "Luna tucumana", la zamba del maestro Atahualpa Yupanqui cantada en homenaje a la provincia que vió nacer y crecer a la artista.

El cielo se limpió un instante tras la tormenta de la madrugada y el sol salió

a las 11.15, tras lo cual el ataúd coronado por un ramo de rosas amarillas salió del salón de los Pasos Perdidos del Congreso para recorrer las calles de Buenos Aires por última vez, en medio de una peregrinación de ciudadanos que siguió a pie la marcha del cortejo, al grito de "No se va, la Negra no se va".

Pañuelos blancos, recortes de diarios y revistas e incluso banderines agitados al viento entre lágrimas, aplausos y canciones; saludaron el paso de los restos de Mercedes hacia el cementerio, donde el féretro fue bajado a manos de su hijo Fabián, su hermano Cacho, sus sobrinos y el músico Víctor Heredia; en tanto, sus admiradores la recibieron bailando chacareras y ejecutando los emotivos acordes de Luna tucumana y Solo le pido a Dios.

Las palabras de despedida estuvieron a cargo del padre Carlos pero la imagen del último adiós fue la de Fabián junto al féretro de la cantora (en la foto principal), antes de emprender la difícil caminata hasta el crematorio para cumplir con el deseo de su madre cuya partida -a los 74 años, a causa de una afección hepática que se complicó con problemas renales y cardio respiratorios- ha conmocionado a varias generaciones de latinoamericanos que sufrieron las dictaduras de los años ’70 y ’80.

Las cenizas de la entrañable Mercedes serán repartidas entre Tucumán, Mendoza y Buenos Aires, en actos que posiblemente incluyan alguna actividad musical y que no serán de exclusivo carácter íntimo y familiar. Coqui Sosa, sobrino de la intérprete, explicó que "habrá una mezcla de cosa privada con mucha conexión con la gente que tanto la quiere".

"Duerme, duerme, Negrita// que tu voz está en el campo//en la ciudad, en el canto//rodeado de aquel arroyo//en la almohada en la que apoyo//mi cabeza desvelada//en mi vaso, en la enramada//y en las radios de los coches. Tu voz la guarda la noche//muy, pero muy bien guardada", dicen las Décimas para Mercedes, que envió desde Madrid el cantautor uruguayo Jorge Drexler -quien compartió con ella su canción Sea, en Cantora I y II-, pintando el recuerdo de una referente de la canción latinoamericana como es y será Mercedes Sosa. (fte: Télam y Efe