Es el primer bailarín del Teatro Colón desde 2012 y director de la Compañía Buenos Aires Ballet, agrupación que recorre el país y Latinoamérica con las primeras figuras argentinas del Teatro Colón y del Teatro Argentino de La Plata. El elenco integrado Rocío Agüero, David Gómez, Beatriz Boos, Facundo Luqui, Emanuel Gómez, Romina Panelo y Julieta Zabalza, hará su debut en el Teatro Sarmiento este fin de semana. Federico habló con DIARIO DE CUYO sobre el panorama actual de la danza profesional y la necesidad de crear elencos estables en las provincias.

– ¿Cómo concebiste la idea y el propósito de conformar este elenco?

– Llevamos diez años ininterrumpidos y esperamos seguir acompañados por el público. Esta es una compañía independiente que surgió de la necesidad de ocupar un espacio vacante dejado por las compañías de Julio Bocca, la de Iñaki Urlezaga y la de Maximiliano Guerra que desaparecieron y nos dimos cuenta de que en cada provincia era algo necesario hacer. Cumplimos la misión de llevar la danza a todo el país.

– ¿Cuál es camino al que aspiran los jóvenes? ¿Para consagrarse tienen que llegar a Capital Federal?

– Sigue todo igual, las compañías son las mismas y pocas lamentablemente. Si no es en La Plata o en el Colón, no quedan tantos caminos para tener más oportunidades y "consagrarse". Ojalá que algún día pueda cambiar esta realidad y que en el futuro próximo, San Juan pueda tener su compañía estable, como también un ballet en Tucumán, en Misiones o en Córdoba. Todo sigue en estado crítico. Es casi obligado que si San Juan tiene el Teatro del Bicentenario, deba tener un ballet estable. Es más, debe existir un ballet nacional y que San Juan sea la cuna de esa compañía y que desde ahí pueda el elenco girar por el país. El teatro que tiene San Juan está en el centro geográfico que apuntará a que los bailarines puedan migrar a San Juan y que Buenos Aires no sea siempre el único destino. Hay que tomar la iniciativa.

– Para esto, ¿se requiere de gestores culturales en el lugar indicado?

– Depende más de decisiones políticas. Si no existe una política cultural que oriente un rumbo en ese sentido, no hay gestor, ni director de teatro que pueda llevarlo adelante. Tiene que ver con una plataforma que construya una cultura diversa e inclusiva. Eso no significa anular los grandes clásicos. Al contrario, es tener grandes temporadas con las obras importantes del repertorio clásico y que sumen otras obras que hablen de la coyuntura que tiene una sociedad. Hay que contar historias nuestras, con identidad argentina, que sean con música popular y autóctona e incorporarla junto a un "Cascanueces" por ejemplo, en una programación. Eso no debe ser una utopía solamente, tiene que estar la responsabilidad del teatro público de llevarlo adelante y que esas historias tengan voz y cuerpo.

– ¿Qué respuestas tienen los artistas de la danza ante los slogans electorales actuales?

– Soy un militante de la cultura y hablo desde mi lugar en la cultura de la Ciudad de Buenos Aires, que también represento al país y a la región. Considero que seguir insistiendo con ese discurso del "gasto público" sobre la cultura, la educación pública, las universidades o la salud, no sólo es absurdo y viejo, sino que también no se tiene ni el más mínimo criterio. Los que dicen que el "Estado hace un gasto", ignoran que hasta lo privado o lo "independiente" funciona gracias al Estado. En el momento en el que el Estado no pueda aportar subsidios en diferentes espacios para dar visibilidad, ¿cómo va a sobrevivir lo privado? Si un ministerio se elimina o reduce a secretaría, muchas cosas dejarán de funcionar. Una de las primeras profesiones en afectarse, será la danza. Y segundo, ¿no hace ruido que un candidato a ser presidente amenace a artistas a que pasará "la motosierra" para que no haya más recursos para cultura? Me parece bastante violento, justamente cuando se cumplen 40 años de democracia. Entiendo el enojo de cierta gente, pero si se continúa con esto, se llegará a un extremo que será muy difícil dar marcha atrás y con graves consecuencias.

– Ser primer bailarín del Teatro Colón, ¿qué representa este rol y cuánto grado de responsabilidad te genera afrontarlo?

– Es un lugar de compromiso y me lleva a entender que soy un laburante del espacio público, un trabajador estatal de la danza. Eso implica un montón de cosas, una de ellas es hacer valer el sueldo de la gente que, con sus impuestos, paga mi salario. Esto exige que el Teatro Colón genere un círculo virtuoso en devolverle al público todo lo que aporta para que funcione. No es responsabilidad y orgullo, también milito para que exista un espacio público como el Teatro Colón y sea accesible para todos. Mi compromiso es que todos los bailarines lleguen al teatro Colón y que todo el mundo pueda vernos; que el espectador pueda elegir y decidir si le gusta o no le interese, pero que pueda acceder.

 – ¿Quedan desafíos artísticos por superar? 

– En lo artístico no. Sigo trabajando con el ballet, pero tengo un objetivo mayor que es llegar a la dirección del Ballet Estable del Teatro Colón y desde un lugar de autoridad y decisión, poder generar cambios en la compañía y que empuje a otras, a buscar nuevas miradas y construir una danza que mire de frente a la sociedad y no esté de espaldas a ella.

DATO

Buenos Aires Ballet. Con la dirección de Federico Fernández. Sábado 23 de septiembre. 23hs. Teatro Sarmiento (Alem 34 norte). Entradas: $8.500; $7.500; $6.000; $5.000. Anticipadas en www.entradaweb.com.ar.