A los 79 años y en Madrid, donde se encontraba hospitalizado desde el 13 de noviembre a causa de una inflamación en la vesícula biliar y una infección en el riñón que lo obligó a cancelar varios conciertos de su gira Días de luz, ayer por la madrugada falleció Pablo Milanés. Una serie de infecciones recurrentes en los últimos tres meses habían minado la salud del artista, que en enero de este año sufrió un duro golpe: la pérdida de su hija, la cantante cubana Suylén Milanés Benet, quien partió a sus 50 años a causa de un accidente cerebrovascular. Según un comunicado, su cuadro era secundario a una enfermedad oncohematológica que sufría desde hacía varios años y que lo llevó a instalarse a finales de 2017 en España (tierra de su actual mujer y manager, la historiadora gallega Nancy Pére) para recibir tratamiento.


Uno de los más destacados exponentes de la Nueva Trova Cubana junto a Silvio Rodríguez (de quien se distanció tras años de íntima colaboración) y Noel Nicola, el cantautor cerró sus ojos justo en el Día de la Música. La coincidencia atravesó los tributos que se multiplicaron en las redes despidiendo al prolífico creador, cuyo último concierto fue el 21 de junio pasado en La Habana, donde actuó para miles de personas en un estadio.


Nacido en 1943 en Bayamo, a lo largo de su vida editó más de 50 discos y recibió el Premio Nacional de Música de Cuba y el Grammy Latino a la Excelencia Musical. Su producción enriqueció el repertorio hispanoamericano y marcó el resurgimiento de la composición musical de la isla. De la mano con su invaluable aporte artístico, Milanés supo trascender por su posición a favor de la revolución castrista, que atravesó una etapa de su producción. Junto a colegas y compatriotas se hizo eco de los ideales de la Cuba revolucionaria en los tempranos 80, que exportó musicalmente con un cancionero "bello, sentido y testimonial" que caló hondo, por ejemplo, en la Argentina posdictadura. De hecho, alguna necrológica destaca que su partida "parece clausurar una etapa de la canción urgente y política en la escena iberoamericana."


"Siempre se nos reconoció por ser un movimiento político y por una devoción política, pero eso tuvo que ver con el gusto y la elección del público internacional, pero mis canciones románticas han sido más duraderas que mis canciones políticas y nunca nadie dijo que era un movimiento romántico pese a eso", sostuvo en entrevista con Télam en 2017 el cantautor, que en los últimos tiempos esquivó hablar de política.  


"Hace años que no hablo de política ni con mis amigos. Y es mejor, me hacía mal a la salud. Me interesa conversar de arte, de fútbol, de comidas. Me siento más tranquilo, incluso más divertido. La política está demasiado sucia", supo decir a Revista Ñ.


Temas como Yo pisaré las calles nuevamente, Años, Comienzo y final de una verde mañana, Yo no te pido, La vida no vale nada, Yolanda, Amo esta isla, De qué callada manera, El breve espacio en que no estás, Proposiciones, Pobre del cantor, El tiempo, La soledad y Días de gloria serán -de cualquier manera- testimonios de vida y obra que seguirán definiendo a Pablo Milanés aun después de su partida. (Télam, Efe, Clarín)