La tarde agobiante no impidió que el MPBA Franklin Rawson recibiera decenas de niños ávidos y curiosos por la "Navidad de luz" que les esperaba. Primero, en el auditorio que tiene el museo en el subsuelo se encontraron con Pepito, el abuelo y el Diablo, los personajes que el Teatro de Títeres Zonda y Sur puso en escena con los preparativos de una Navidad ambientada en Iglesia, nombrando lugares e historias bien autóctonas. Daniel Gil dio vida a los títeres, acompañado por los músicos Nelson Tejada (guitarra) y Guillermo Heredia (violín), que completan una puesta de gran calidad artística y que los chicos disfrutaron al máximo.

El público bajito, aunque no masivo, fue suficiente para "volar el techo" del auditorio según lo pedía el titiritero. Muchos de los chicos pertenecían a los hogares Niño Jesús, Manuel Belgrano, Güemes y Aramburu y ya participaron en el invierno de los talleres de juguetes solidarios que organizó el Centro Conte Grand.

Luego fue el turno de una breve historia contada por Zulema Fonseca, que didácticamente contó la leyenda del burrito y la Sagrada Familia. Después, vino la hora de crear. Comenzaron a circular las tijeras, el papel barrilete y el pegamento y en minutos el bar del museo se convirtió en taller. Las divertidas antorchas fueron tomando forma y los niños las colocaron en un árbol de caño que no es un pino, el ícono de las Navidades de otras latitudes, sino que imita a las variedades más autóctonas. Al final pidieron un deseo en la tarde que terminaba con las velas encendidas y la satisfacción de la tarea realizada.