Millones de personas temblando de miedo fueron el pasaporte directo. Luego de haber recaudado más de 570 millones de dólares en sus tres entregas anteriores (mucho, pero muchísimo más que los aproximadamente 8 millones que invirtieron), Actividad Paranormal lanzó un nuevo capítulo, que hoy se suma a la cartelera cinematográfica local, en estreno nacional. Y según dicen, viene como Matrix, recargado y dispuesto a erizar la piel de espectador más incrédulo. Dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman, la nueva secuela de la saga de horror más exitosa de los últimos tiempos se ubica cronológicamente en los eventos posteriores a las dos primeras (la tercera fue una precuela que cuenta cómo los espíritus malignos entraron a la vida de las hermanas Katie y Kristi Rey ). En la misma sintonía de El proyecto de la bruja de Blair -esto es, una suerte de factura casera y pseudo documental que le da el lustre de verosimilitud- esta vez la protagonista de la escalofriante historia es una adolescente llamada Alice, cuya familia comienza a experimentar acontecimientos extraños en coincidencia con la llegada de nuevos vecinos. Es entonces cuando la familia en cuestión decide poner cámaras para registrar todo lo que sucede en la hasta entonces tranquila mansión.

El hilo conductor de la saga es la actriz Katie Featherston, quien ahora es la misteriosa vecina de la inocente familia que deberá soportar los horrores más espantosos en esta entrega, que a propósito deja varios cabos sueltos con la obvia idea que -si la fórmula vuelve a rendir- se resuelvan en una quinta película… o no.