El Teatro del Bicentenario abrió anoche su temporada de ópera con una obra de lujo. El estreno de Don Carlo permitió sentirnos en alguna de las grandes capitales culturales, porque en coproducción con el Teatro Colón, los sanjuaninos pudieron apreciar una de las grandes creaciones de Giuseppe Verdi en todo su esplendor.

La majestuosa puesta ideada por el prestigioso director, escenógrafo y pintor Eugenio Zanetti -ya estrenada en el Colón en 2015- fue bien recibida por el público local, que la ovacionó de pie.

 

Brilló. La sanjuanina Romina Pedrozo, en el rol de la princesa de Éboli.

 

En su versión, Zanetti monta un gran espectáculo, con gran despliegue, usando además algunos recursos que toma prestados del cine, como el uso que hace de las proyecciones, generando un efecto tridimensional que bien vale la pena apreciar. Sumado a la participación del numeroso elenco, entre figurantes y cantantes -incluido el coro-, el constante movimiento humano sobre el escenario y la recurrencia del plato giratorio que permitió cambiar de escenas de manera fluida, el resultado es impactante. Un fastuoso vestuario -también diseñado por Zanetti- refleja el brillo de la época pero también su decadencia, representada en los dibujos presentes en faldas y capas. Y el diseño de iluminación creado por Eli Sirlin aportó los climas necesarios, completando la visión cinematográfica del prestigioso director.

Amor, política, traición y muerte… por el lado de la historia, también tiene todo y por eso es inevitable sentir empatía por el pobre Carlo, devastado porque su prometida tuvo que casarse con su padre y termina siendo su madrastra. El tenor Gustavo López Manzitti da vida a un Infante realmente compungido, con el corazón roto, que valora la lealtad y la amistad. Enfrentado con su padre, Manzitti, tiene interesantes duelos con Lucas Debevec Mayer (bajo), que interpreta al rey Felipe II.

 

Protagonistas. El rey, Rodrigo y Don Carlo, enfrentados.

 

El barítono Fabian Veloz, por su parte, compone a un Rodrigo que logra traspasar el escenario, tanto vocal como actoralmente. Mientras que Romina Pedrozo deslumbra como Princesa de Éboli. Un rol exigente, en el que se nota el crecimiento de la mezzosoprano sanjuanina, que consiguió cautivar al público. El papel de la princesa de Francia, Isabel de Valois, recayó en la soprano Mónica Ferracani, que mostró toda su potencia en varios pasajes. A ellos se sumaron Cristian de Marco (bajo) como el Gran Inquisidor y los solistas locales Jorge Romero (monje), Paula Marco (paje), Monika Skowron (voz del cielo), Agustín Hidalgo (Conde de Lerma) y Octavio Sosa (Heraldo real), que estuvieron a la altura de la obra.

La Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan mostró su excelencia; conducidos con maestría por Emmanuel Siffert, sonó impecable. Y también fue destacada la participación del Coro Universitario de la UNSJ, potente y al unísono.

En esta primera función el público aplaudió de pie una producción integral magnífica, que de arranque puso la vara bien alta en lo que a ópera se refiere, en San Juan y por estas latitudes.

El dato

Don Carlo. Viernes 27 y sábado 28, a las 21. Entradas $150, $450, $600 y $750 en boletería de la sala, de 10 a 20; y los días de función desde las 17.

 Fotos: Marcos Urisa

 

Inquisición. Verdi incluye al Gran Inquisidor en varias escenas.

 

Aplaudido. Fabián Veloz, como el marqués de Posa.

 

Enamorados. Isabel y Don Carlo hablan de amor.

 

 

Despechado. El rey Felipe II, intepretado por Lucas Debevec Mayer.
Muerte. Don Carlo llora la pérdida de su gran amigo.