En una época de crisis existencial, la danza puede ser la vía de escape para escapar al tiempo de la productividad, de la eficiencia y del cálculo. Es decir, que haya más tiempo libre para disfrutar se ha vuelto una necesidad y quizás también en un derecho para cada individuo. Con esta premisa, las bailarinas de Sudakas Sudadas proponen sacar al cuerpo de la productividad y liberarlo para el goce a pleno, a través de la danza, de poner al cuerpo en movimiento y ser conscientes de ese disfrute para que no importe tanto lo técnico, simplemente expresar y sentir. "Porque la cuerpa es territorio y gozar es político", así definen en su manifiesto estético esta agrupación integrada por Camila Soto, Diana Guevara y Andrea Uribe, que contiene un proyecto pedagógico y teórico para reflexionar y trabajar colectivamente. A excepción de Andrea -que por razones personales no pudo estar con sus compañeras- las bailarinas cruzaron la cordillera desde Santiago de Chile para participar en el Festival "Escenas en Goce", organizado por el Ministerio de Turismo y Cultura, el Instituto Nacional del Teatro y la Plataforma Danza San Juan. En pleno desarrollo de este ciclo, desde el jueves hasta hoy, artistas de la danza local experimentan distintas instancias de formación y práctica de ritmos heterogéneos y dentro de la programación, Sudakas Sudadas interviene con sus clases "Contempocula", "Danzas Radicales" y "Encuentros corporales", más una puesta escénica denominada "La última danza" que el público podrá apreciar hoy en el Centro Cultural Conte Grand (ver DATO). En este contexto, Diana y Camila charlaron con DIARIO DE CUYO y explicaron el fundamento conceptual de su proyecto y cómo lo comparten con el resto de sus colegas. Partiendo desde la denominación: "Sudakas Sudadas", Diana contó el marco teórico de este proyecto artístico. "Lo de Sudakas es a propósito de reivindicar una palabra que ha sido peyorativa para la cultura del norte global. Quienes nacimos y vivimos en América del Sur fuimos tratados así en Europa, entonces queremos rescatar nuestras identidades. Y Sudadas, viene de las prácticas corporales, el movimiento, los ritmos y el goce que está contenido en estas mismas corporalidades que habitan este territorio. Son los conceptos básicos de lo que hacemos y las compartimos en las comunidades desde una experiencia estética, sensible y participativa con las personas", expresó la bailarina trasandina que se especializa en el freestyle twerk y el teatro. 

En clase. Para el taller de “Contempocula”, las participantes hacen ejercicios para combinar el baile del twerk con la danza contemporánea a partir de rutinas y movimientos de pelvis.

Por su parte, Camila, no solo desarrolla el arte de la danza, también es DJ y trabaja en la docencia en escuela con personas con TEA (Trastornos del Espectro Autista). Ella afirmó que "tenemos una formación académica desde la universidad, pero también somos practicantes de la danza social y folklórica. A partir de nuestras investigaciones, buscamos ir más allá de fusionar ritmos y encontramos que hay un choque, no integración, sino una fricción en lo territorial, entre lo ancestral e indígena y lo colonial. En esa fricción se da algo creativo y converge en el lenguaje. Es aquí donde hacemos un rescate a estos ritmos del goce", contó. Precisamente, la cumbia, el reggaetón, el axé, el twerk, el house o hasta el hip hop y dance hall, entre otras danzas urbanas o contemporáneas son parte de su amplio espectro con los cuales la propuesta de Sudakas navega. En definitiva, es el goce, en términos de placer y disfrute del cuerpo en movimiento, es el lugar a alcanzar para la plena liberación. En esta lógica, desde 2019, vienen realizando producciones y encuentros tanto presenciales como virtuales en lo que confluye su performance "La última danza". Es una puesta coreográfica de 40 minutos, donde tanto ellas como performers y el público comparten el mismo espacio y el baile va fluyendo entre los presentes, donde el espectador o espectadora dejan de serlo para pasar a un rol más activo y casi protagónico. Por otro lado, las creadoras de esta propuesta, se inspiraron en el "ch"ixi", de la socióloga Silvia Rivera Cusicanqui (de Bolivia), quien acuña el término para nombrar los procesos de identificación de las sociedades de América del Sur, en el cual, hay un entramado de herencias territoriales y herencias europeas que acontece en la danza.

Con todo esto, Diana respondió que, "el goce de los cuerpos" viene a ser: "un acto de resistencia al régimen de la tristeza y al olvido. Nuestra intención es salir del productivismo y democratizar este goce con las danzas". 

Finalmente, el intercambio y cruce de saberes de esta experiencia que se da en el festival, generó un clima de confianza y cooperación entre las artistas chilenas y las participantes sanjuaninas. "Estamos satisfechas y contentas por la invitación de Giselle Slavutzky y María Julia De Nardi, concretar este encuentro fue un objetivo cumplido y es bonito lo que se está gestando. Estas prácticas permite aproximarnos de diferentes lugares y que todo sea gozoso", apuntó la bailarina.

FOTOS MARCOS URIZA