Para Pink el coronavirus marcó un antes y un después: la experiencia de atravesar la enfermedad fue tan traumatizante, que se preparó para morir. Ella y su hijo menor, de tres años, la pasaron realmente mal.

Ya recuperada, la cantante relata el calvario que atravesó, y cómo cambió sus prioridades en la vida. Y capitalizando el mal momento, escribió una sentida canción, “All I Know So Far”, que saldrá el 7 de mayo.

“Jameson y yo estábamos realmente muy enfermos y pensé que, para nosotros dos, todo había terminado”, afirmó Pink en una entrevista. La artista, que padece asma, despertó una mañana con severas dificultades para respirar. Pero lo peor fue ver a su hijito con una tremenda infección respiratoria que le provocaba fiebre, vómitos, diarreas y dolores de cabeza, garganta y pecho.

“Fue verdaderamente aterrador. Me empecé a asustar muchísimo y reescribí mi testamento”, reveló. Y pensando que no podría superar la enfermedad, Pink llamó a su mejor amiga para darle un mensaje a su hija Willow por si le pasaba algo: “Solo necesito que le digas a mi niña cuánto la quiero”.

La nena y su papá, Carey Hart, pareja de la cantante, no se contagiaron. Pink describió la enfermedad como “el mayor de los desafíos como madre, tanto física como psicológicamente”.

“Acabas pensando: ¿Qué le dejo a mis hijos? ¿Qué les estoy enseñando? ¿Van a triunfar en este mundo?”, reflexionó. Su nueva canción aborda precisamente este tema: “Este mundo tan loco en el que vivimos ahora, ¿qué necesito decirles si esta es la última vez que puedo decirles algo? Pensando así nació la canción”, detalló.

Pink logró superar el coronavirus, pero pensando en la enorme cantidad de gente que lo está padeciendo, tuvo un gesto de generosidad y solidaridad. La cantante donó medio millón de dólares al Hospital de la Universidad de Temple, en Filadelfia, y otra suma cuantiosa al Fondo de Crisis de Emergencia de Los Ángeles.