Jorge Rojas con su folclore romántico y Luis Landriscina con su humor, fueron las estrellas que brillaron el viernes pasado, en la tercer noche de Cosquín, donde también Claudia Pirán iluminó el cielo del festival.
Unas 12 mil personas fueron testigos de una velada que contó con el cubano Pablo Milanés pidiendo disculpas por su magra actuación del jueves pasado -en un video que se proyectó en pantalla gigante- y estuvo animada por Los Manseros Santiagueños, Roxana Carabajal y El Duende Garnica.
Dos horas más tarde de lo previsto (los espectadores que en San Juan esperaban ver a su representante en la TV tuvieron que hacer el aguante hasta las 4) y acompañada de una sólida banda, la sanjuanina desplegó su magia en el escenario que la consagró en 2005 -hace una semana, ganó ese título en Jesús María 2010-, durante los 25 minutos concedidos por la organización.
En una suerte de balance, la cantante relató a DIARIO DE CUYO que la perlita negra fue "solamente la hora".
"¡Qué lástima!. Estábamos anunciados a las 2, pero todo se retrasó y no pudimos presentar todo lo que teníamos porque nos solidarizamos con los compañeros que venían atrás. Es que Landriscina tenía 20 minutos y ocupó 40 y Rojas se pasó bastante", contó la artista.
Con el predio bastante ocupado todavía, Pirán ingresó con su versión de Alfonsina y el Mar en un homenaje a las mujeres del bicentenario por el que desfiló Deolinda Correa a través de la cueca Arriera Celestial con la que hizo su debut como compositora; y María E. Walsh -con fragmentos de Manuelita en versión cueca, La Canción del Jacarandá en huayno y El reino del revés en saya-; que tuvo buena aceptación de la platea. Y como hizo en Jesús María, sumó el canto de su coterráneo Nano Rodríguez en dos temas. Carismática como siempre, Pirán se despidió con un festivalero: "¡Prometo volver!", y hoy volverá a revolear su pañuelo en el cierre de la Fiesta de Albardón.