Como un baldazo de agua helada. Así cayó la noticia de la inesperada muerte de Romina Yan (36), la hija de Cris Morena y Gustavo Yankelevich, quien ayer por la tarde -paradójicamente, cuando se celebraba el Día del Corazón-, no pudo superar un ataque cardíaco (se habló también de un aneurisma). La joven actriz se descompensó en el gimnasio y, según contó "El Negro" González Oro a C5N, fue trasladada por un amigo al Hospital de San Isidro, adonde habría llegado sin vida, sobre las 17 horas, y donde el equipo médico estuvo casi una hora intentando reanimarla. Al cierre de esta edición, la familia esperaba los resultados de la autopsia en la morgue de San Fernando, para determinar la causa del deceso. Telefé Noticias confirmó que no habrá velatorio y que una vez hechas las pruebas, los restos serán sepultados en una ceremonia íntima en un cementerio de Pilar.
Mamá de Franco (10), Valentín (7) y Azul (4) -frutos de su matrimonio con Darío Giordano, productor de Telefé-, perfil bajo y familiera, su deceso sacudió al ambiente del espectáculo y a la horda de fanáticas que, aquí y en el mundo cosechó desde que se convirtió en Chiquititas. Pese a que debutó en Jugate conmigo, sería la exitosa tira infantil la que le depararía esa gran cuota de fama con la que convivió sin histeriqueos y con férreos límites.
"Me encanta actuar, pero no tengo la necesidad de figurar. Cuando no estoy trabajando me quedo en la intimidad de mi familia, no necesito nada más", contaba a la Revista Gente, uno de los medios que la mostró no sólo como esa "idishe mame" que era, sino también como la sexy mujer en la que se convirtió, superadas sus angustias de carne y hueso. Esas que se convirtieron en trastornos alimentarios, pero que finalmente logró superar.
"El amor de mi marido me enseñó a valorarme. Él es quien, en medio del momento más confuso de mi vida, me ayudó a que me encontrara conmigo misma", explicó a Caras la joven, que estaba alejada de la pantalla chica desde 2007 -cuando hizo otra tira con Damián de Santo- y que estaba preparando su participación para el final de Casi Angeles, otro producto de su madre. "No podría hacer bien mi trabajo si no tuviera la felicidad y el equilibrio que encuentro en mi marido y mis tres hijos", repetía, subrayando su devoción a quienes hoy pasan el peor momento de sus vidas.

