Los calingastinos vivieron ayer, una noche espléndida, al pie del cerro Alcázar en otra edición del Concierto de las Américas con las actuaciones de Cotito Medrano y el Chango Spasiuk. Al ponerse el Sol por el Oeste, las luces destacaron las escarpadas formaciones montañosas que parecían tener vida propia, en tanto que autoridades del municipio confirmaron que unas 1.500 personas asistieron al espectáculo.

Alrededor de las 20, el recital comenzó con las palabras de bienvenida de Marcela Podda, locutora del encuentro. Inmediatamente, entró en acción Cotito con su banda. Sentado en su típico cajón peruano y poseído por la magia de su percusión, el músico se entregó a una performance de altísimo vuelo interpretativo, llenando los sentidos del auditorio. "Es una tarea titánica para disfrutar de este concierto y poder estar aquí. Para que el cerro, se llene de música’, dijo Medrano que ejecutó una versión de "Duerme negrito’, que gustó gratamente, como también el tema "Golpe a tierra’.

A lo largo de su presentación, por sus manos transcurrieron sonidos de la música tradicional afroperuana, acondicionados por estilos como el jazz, el folk y el tango, entre otros.

El viento caliente inundó el clima tan alegre que se generó cuando Cotito cantó "Mira que se me van los pies, la cintura, la cadera y los hombros también’, y los espectadores se engancharon tanto con el ritmo, que le pidieron al "maestro del cajón’ otra más, antes de irse.

Para la segunda parte, arribó el acordeón de Spasiuk. Con la Luna Nueva en lo alto, el Chango inició su repertorio acompañado por violín, contrabajo y guitarra criolla, regalando sus chamamés, polkas, valses y otros ritmos propios del Litoral.

‘Es lindo estar aquí en el vientre, en el corazón de esta montaña y poder compartir con ustedes este momento que hace que la música sea un instrumento de comunicación y encuentro en el mundo’, comentó el acordeonista de Misiones. A lo largo de su show, se escucharon melodías clásicas como "KM 31′ y también, sus recientes composiciones pertenecientes al disco "Pynandi’ (Los descalzos).

La fiesta en el Alcázar tuvo un caleidoscopio de sonidos tan diversos que al escucharlos llevó a un viaje imaginario por las latitudes de Sudamérica para que el público se fuera con el corazón contento, tras el bis de lujo con Spasiuk y el guitarrista sanjuanino Rolando García Gómez, director artístico de la velada, interpretando con sus instrumentos Vallecito de Huaco, de Buenaventura Luna.