El año pasado arribó la Orquesta checa del Norte y este domingo nos deslumbró la Orquesta de cámara checa formada por cuerdas. Arcangelo Corelli (1653-1713) estudió violín en Fusignano, su pueblo natal, y en Bolonia. Fue en Roma donde se hace, quizá, el violinista más respetado de Italia. Con él, se llega al más fascinante producto de la música barroca instrumental: el Concerto Grosso. Escribió 12 Concerti Grossi que, a su vez, se componían de 12 conciertos cada uno, 8 "da Chiesa" (para la Iglesia) y 4 "da Camera". Los 12 Concerti Grossi op 6 son Concerti "da Chiesa"; fueron publicados en 1712. Aunque escritos para la iglesia, tienen influencia de la ópera italiana e incluso de la Obertura Francesa. El 8vo lleva el título de Concerto fatto per la notte di Natale. 6 movimientos cortos; el 5to "Allegro" cambia de ritmo y se funde en el 6to (por eso en el programa aparece como un único 5to movimiento) que es un Largo "Pastorale" que transmite paz y tranquilidad tras los movimientos rápidos y cambios de ritmo anteriores.
Quien haya visto la película de Milos Forman, Amadeus, recordará el episodio en el cual un sacerdote, que oye la confesión de Salieri y no puede reconocer ninguna de sus otrora famosas melodías, sí reconoce de inmediato una de Mozart. Y es que no hay nadie que no tararee el inicio de esta "Pequeña Música Nocturna". Mozart tenía un gran sentido del humor; a veces un poco chabacano. En 1787 escribió: Ein musikalischer Spass K.522 obra llena de "ridiculeces" en politonalidades, frases asimétricas que aventuran efectos musicales todavía ni soñados. Era un "¡Bromista musical!" Pero, cuando escribe la Serenata K 525, es como si dijera: "No se asusten, era una bromita" y entrega esta pieza hermosa, imposible olvidar. Está fechada en agosto de 1787. El Allegro se inicia con el famoso Crescendo o "Cohete de Mannheim", por cómo suben de golpe los violines. Los hacedores de esa magnífica orquesta de Mannheim eran checos, los Stamitz, padre e hijo. Siguen otros tres movimientos. Después de la Romanza-Andante sigue un Menuetto-Allegretto. El 4to es un Rondó-Allegro lleno de energía como el primero. Edward Elgar, el 4to de 7 hermanos, aprendió piano y violín de niño. A los 23, pudo viajar a Francia y Alemania. A partir de 1890 comenzó a ser conocido, la primera obra orquestal que lo catapultó fueron sus Variaciones Enigma de 1899. En marzo de 1892 publicó esta Serenata op 20 que posee un encanto juvenil. Así como Elgar fue el primer músico inglés que hizo conocida la música "inglesa" fuera de la isla, Tchaikowsky (1840-1893) tiene el mérito de ser apreciado en Europa y USA. Cuando el zar Pedro el Grande y la zarina Catalina intentaron "europeizar culturalmente" a Rusia, al principio, llevaron maestros de Italia, Alemania o Francia. Michael Glinka fue el primero que se animó a una "ópera nacionalista rusa". El llamado "Grupo de los Cinco" quería utilizar elementos folklóricos en sus piezas. Antón Rubinstein es un ejemplo de un ruso ya muy "europeo" y Tchaikowsky fue su discípulo. Tchaikowsky no podía dejar de ser ruso pero las puertas de Europa se le abrieron y a partir de él, Occidente "descubrió a Rusia como parte de Europa". Admiraba a Mozart a quien llamaba "El Cristo de la música" y escribió entre 1878 y 1887, 4 Suites de las cuales la 4ta op 61 se titula Mozartiana. Pero esta Serenata para Orquesta de Cuerdas op 48 es de 1880 y quería que su "Sonatina" inicial fuera una imitación del estilo mozartiano. El inicio se repite al final y luego al finalizar. El Vals es muy conocido. Y si faltara algo para que transmita el alma de Tchaikowsky más que de Mozart, el Finale (tema ruso) está compuesto de una mezcla de sus sinfonías, ballets, óperas y música de cámara. Y tras un segundo de reposo termina repitiendo ese Inicio "Mozartiano". Qué perfecto que el Mozarteum nos presente una obra de Mozart y finalice con otra, rusa, ¡pero dedicada a Mozart! Ante un sonido tan perfecto es imposible elegir un momento particular pero elegiría el "Larghetto" de Elgar. Después de semejante despliegue de virtuosismo nos ofrecieron no un "Bis" sino un "Tris": una danza folklórica rumana de Bela Bartok, Libertango de Piazzolla y un increíble Pizzicato "Allegretto" del ballet Don Juan de C. Gluck. Los "piannissimi" apenas audibles fueron una experiencia de pura magia. Su director y concertino Vlastimil Kobrle sólo fue superado en simpatía por el chelista Marek Novak.