Buenos Aires, 20 de septiembre.- La primera gala será el lunes, pero ayer, en la librería El Ateneo Grand Splendid, Charly García se abrió paso hacia sus –por ahora- dos conciertos en el Teatro Colón: de larguísimas calzas negras, camisa blanca y formal saco negro y bordó, presentó su libro Líneas paralelas: Artificio imposible (Planeta) y adelantó algunos detalles de los shows que dará el 23 y el 30 de este mes.
Como en los viejos tiempos, hubo que esperarlo: llegó al majestuoso edificio de avenida Santa Fe 1860 en una limusina blanca y una hora más tarde de lo anunciado, pero clásicos como Buscando un símbolo de paz o De mí aligeraron el tiempo hasta su entrada junto a algunos de sus laderos: estaban Fabián “Zorrito” Von Quintiero y Fernando Samalea entre sus músicos.
“Querían una biografía, pero me parece que estoy muy joven todavía, son sólo cuarenta años de trayectoria”, bromeó, y contó que el libro es la consecuencia de cómo vive sus épocas de grabación y presentaciones en vivo: “Lleno la cama de dibujos, de apuntes que resumen parte de mi cerebro y de mi alma”.
Sobre los shows –que agotaron sus entradas rápidamente-, García dio algunas pistas: todo el arte visual estuvo a cargo de su amiga, Renata Schussheim, quien también participó del libro. Y el corista de los Rolling Stones, Bernard Fowler, será de la partida en el Colón.
“Estoy un poco nervioso, y eso está bien”, aseguró Charly, las manos en estricta posición rusa. Algunos de sus militantes, de brazalete Say No More, lo oían atentos. Y él celebró esa tarea: “Para que haya música tiene que haber alguien que toque, pero también alguien que escuche”. Y cuando Charly habla, no vuela una mosca.
