A fuerza de voluntad y perseverancia, los hermanos Mas buscan trascender con el rock. Mauro, Ariel, José Manuel y Adrián dejaron su Pocito natal para probar suerte en el exterior. Ante una Argentina con su economía arruinada y la moral baja porque la situación social no mejoraba, en el año 2000 lo arriesgaron todo y se embarcaron para radicarse en España, precisamente en Alicante. Debieron buscar empleos rápidos para subsistir, aunque su mayor deseo nunca lo perdieron. Con pocas horas de sueño e interminables sesiones de ensayo, idearon a la criatura y la bautizaron como La Mocha. Este grupo de rock lleva casi 10 años sonando convertidos en una revelación musical en Madrid, Valencia y Barcelona. Adquirieron notoriedad y presencia pública, pero aún no consiguen vivir plenamente de su arte. Pese a ello, insisten en lanzarse a la popularidad. Durante una breve estadía por San Juan, los rockeros pocitanos participaron de la Fiesta Patronal de Santa Bárbara recientemente y se ganaron el entusiasmo de miles de jóvenes con sus canciones. DIARIO DE CUYO aprovechó la oportunidad para que hablen de su historia y de su presente artístico.

Ellos son herederos naturales de una cultura musical que su padre Manuel Mas, uno de los miembros fundadores de Inti Huama, les inculcó sabiamente. Sin embargo, colgaron el poncho y la guitarra criolla para pasarse a la guitarra eléctrica y la batería. Mauro Mas toca el bajo y es una de las caras visibles del grupo, "Venimos con una larga tradición musical desde chiquitos, hacíamos mucho folclore, pero llegó un momento en ya no funcionaba, así que decidimos abrazar al rock". Ariel es la voz y la primera guitarra, "El cambio fue terrible. No sólo nos mudábamos de país, sino también de identidad musical. Tuvimos que parar por un tiempo. Hasta que nos salió la oportunidad de presentarnos en el Festival de Pedreguer, una localidad de Alicante. Y de inmediato a los valencianos les encantó lo que hacíamos", comentó el guitarrista. "España nos cambió la vida, pero en el fondo nos costó sacrificio, despegarse de los amigos, de la tierra en que nos criamos, fue muy duro al principio", señaló José Manuel, el segundo guitarrista.

En los primeros años, grabaron demos con equipos caseros y de baja potencia. Cuando se escucharon a sí mismos no quedaron conformes, para ellos fue "horroroso\' oírlo. Pero en vivo, fue distinto, y en poco tiempo se ganaron al público español en cada función. "Hacemos poprock, aspiramos siempre a un sonido fresco, con letras canallas y picantes. Pero estamos todo el tiempo puliendo nuestro sonido, que suene fuerte y se entienda", afirmó Mauro. Aún así faltaba el gran suceso para la vida de la banda, la edición de su primer álbum llamado "El Rock&Roll de tu vida". Los dos primeros tracks lograron una fuerte repercusión tanto que llegaron a producir sus correspondientes videoclips para la televisión local. "La verdad que fue un sueño hecho realidad, todo este trabajo es producto de nuestras vivencias y emociones contenidas en estos años. Estamos orgullosos por lo que logramos, pero también porque ya suena con el sonido que nosotros queremos", remarcó Mauro que todos los días trabaja en una fábrica, mientras que el resto de sus hermanos en bares nocturnos. Retornar a los pagos pocitanos, no es el momento todavía para los hermanos Mas, sin embargo, la nostalgia les invade el corazón cuando miran ocasionalmente los verdes parrales que posan entre la calle 11 y Ruta 40: "Bajé la ventanilla del auto cuando pasamos, allí sentí otra vez el aroma y el sonido de mi Pocito que me llenó de emoción hasta las lágrimas. Ya tendremos nuestra oportunidad de volver algún día", expresó Mauro Mas.