Después de la exitosa experiencia de "El robo del siglo", el realizador y guionista Ariel Winograd se abocó a trabajar rápidamente en culminar con la posproducción de otro proyecto y finalmente, con pandemia mediante, logró darle forma a la nueva historia que se estrenará en las salas de todo el país. "Hoy se arregla el mundo", una comedia dramática que, con una simpática dupla actoral, Leonardo Sbaraglia y Benjamín Otero, buscará recuperar espectadores para que no dejen de lado a la ficción nacional ante tantos tanques de Hollywood que dominan la cartelera semanal. Con el respaldo de Patagonik y el guión de Mariano Vera, Winograd cierra una trilogía temática con anteriores entregas como "Sin hijos" (2015) y "Mamá se fue de viaje" (2017). Siguiendo el eje, esta historia está centrada en David "El griego" Samarás (interpretado por Sbaraglia), un productor de televisión, soltero e incapaz de sostener vínculos duraderos, de repente su rutinaria vida da un giro cuando Silvina (Natalia Oreiro), su expareja, aparece para revelarle que su hijo Benito (Otero), no es su hijo biológico. Descolocado por la noticia, debe reconectarse con Benito desde otro lugar y aprender a llevarse bien y así ayudar a que conozca a su verdadero padre. Tal misión lo llevará por nuevos significados en la forma de encarar el mundo que lo rodea. En un reportaje con la Agencia Télam, el director analizó el desarrollo de este largometraje que cuentan con participaciones especiales de Diego Peretti, Charo López, Luis Luque, Martín Piroyansky, Soledad Silveyra, Gerardo Romano y Gabriel Corrado. En una búsqueda de no ser repetitivo por el tema de la paternidad, dijo que lo aborda desde otro lugar con un tono diferente: "La comedia más melodramática, en la que tenés más tiempo para profundizar en los personajes y en las escenas sin perder el ritmo. Acá es la relación del 'Griego' que inventa ficciones para televisión y al final su vida en cierta manera también es una ficción. Creo que la buena comedia surge cuando los personajes la están pasando mal, y cuanto peor la pasan, mejor la va a pasar el público". Y agregó: "Siempre trabajo la comedia desde el drama, es un género que amo, no me veo filmando otra cosa y me voy a morir con las botas puestas en la comedia, porque me parece un género genial para transmitir ideas. No es la búsqueda de hacer reír por contar un chiste, es contar una historia que quizás es tan dura en la realidad". Ante la inminente proyección en las salas argentinas, Winograd manifestó expectante y que para él lo vive "como un acto de resistencia". "Tengo el deseo que el público vuelva para valorar lo que era ver algo en pantalla grande. Siento que se perdió el hábito colectivo de ir a ver una película en el cine. Si la gente se anima a ir, puede volver a conectar con eso", concluyó el realizador argentino.