Por Fray Patricio Luis Lenzi
Si el "Renacimiento" englobaba la calma claridad, y así el hombre inteligente asimilaba el ideal de todas las cosas; proporción y unidad en la diversidad, el "Barroco" cambió la atmósfera del mundo. Si en el arte visual, Miguel Ángel, o el Greco habían hecho sobreabundantes los cuadros y esculturas, en la música también aparecieron estos artistas poderosos, fantásticos y más atrevidos. El ideal más balanceado de la música renacentista tomó fuerza "barroca" e Italia se transformó en la potencia indiscutida y de manera particular en las cuerdas de Venecia. Giovanni Gabrielli (1557-1612) simboliza en la Catedral de San Marco ese traspaso de una era a la otra de un "temprano Barroco" con su música de trompetas y coros múltiples. Se descubría las posibilidades del tono colorido de los instrumentos. En cambio el Barroco Tardío italiano se fue concentrando en lo instrumental. Arcangelo Corelli (1653-1713) fue el creador del "Concerto Grosso" que daba al "concertino" o primer violín más libertad e importancia. Esta plétora de grandes violinistas italianos -especialmente venecianos- incluye a Vitali, Albinoni, Geminiani, Locatelli y varios más. Pero fue el inmenso Antonio Vivaldi (1680-1743) quien ensanchó los pasajes del solista hasta hacer del violín el claro dominador del conjunto. Este arreglo de usar sus pasajes de "tutti" como "ritornellos" o sea que volvían retomando los trozos dejados por el "solo" fascinó a J.S.Bach que lo incorporó para sí. Vivaldi fue un maestro vanguardista y con su capacidad operística -compuso 38- su influencia en la música posterior es incalculable y es curioso que hasta hace unos 60 o 70 años se lo hubiera casi olvidado. Concretamente su concierto en Do mayor para dos trompetas fue recién publicado en 1950 por lo cual se desconoce cuándo lo escribió. Posee tres movimientos: Allegro: Un tutti inicia esta hermosa melodía con diálogo de las trompetas que pasan del unísono a un seguirse una a la otra. Sigue un Largo paradójicamente muy "corto" (auque "largo" en italiano significa "ancho") que permite en otro Allegro repetir el esquema: Tutti y diálogo de trompetas. Del Vivaldi "instrumentista" y operista y católico (era además Sacerdote) pasamos a un alemán luterano que no compuso ninguna ópera y cuyas obras instrumentales son muy pocas ya que fue prolífico en cantatas, pasiones y obras de cámara. Pero además las orquestas como las conocemos hoy fueron "creciendo" en la segunda mitad del siglo XVIII. Así los "Conciertos Brandeburgueses" no superan los 7 instrumentos.
En 1717 Juan S. Bach (1685-1750) se traslada a Kothen al servicio del Príncipe Leopoldo quien disponía de una orquesta de 15 músicos que incluía instrumentos de viento variados. A diferencia del "Concerto Grosso" italiano o de las colecciones vivaldianas de 12 Conciertos, éstos dedicados al Margrave de Brandeburgo varían entre sí. Cada uno agota su especie y permiten como el 2º el lucimiento de trompeta o en el 1º el estilo de obertura francesa. Este 6º es posiblemente el primero y logra un notable contraste en color y timbre y delicada intimidad. Salvo quizá Telemann, pocos compositores barrocos podían crear una obra así sin usar violines; solo violas "da braccio", violas "da gamba" (instrumento del Príncipe Leopoldo), chelo y continuo. Pienso que Vivaldi estaría ofendidísimo ¡¡sin violines!! Tres movimientos; (1º) "Sin indicación"; (2º) Adagio ma non tanto y (3º) Allegro. Si en Vivaldi el centro eran dos trompetas aquí lo son las dos violas. Si entre Bach y Vivaldi, los italianos ganaban como "orquestadores" ya en pleno siglo XVIII cambiaron los tantos. Aunque se considere a Giovanni Sammartini (1698-1775) como el fundador de la Sinfonía es innegable que con Haydn y luego Mozart -que reconocía haber aprendido mucho de Sammartini durante su estadía en Milán- la música instrumental se desarrolla más en el norte germánico. Y la orquesta mejor considerada entonces era la creada por Johann Stamitz (cuyo concierto para flauta escuchamos el pasado 9 de Abril) para el Elector Palatino, el Duque Carl Theodor.
En 1779 Mozart estaba viajando por Europa, viaje que incluía a París y Mannheim donde había estado dos años antes fascinado por las posibilidades que una orquesta grande y profesional despertaba en su imaginación creadora. Escribió este "doble concierto" en Salzburgo que a semejanza del tono grave del 6º Brandeburgués, se distingue en Mozart por el lugar que da a la tesitura y sonoridad graves de los solistas. Mozart era un excelente violinista pero solía elegir la viola cuando participaba de un cuarteto. Aquí abandona el "estilo galante" y explora otras virtualides que pensó para Mannheim: el "crescendo" de la orquesta, silencios, una construcción orgánica y elaborada del discurso. El "Allegro Maestoso" es amplio y solemne, el "Andante" es doloroso y meditativo y el "Presto" en forma de Rondó. Si en los conciertos para las trompetas de Vivaldi ambos solistas pasaban del unísono a seguirse una a la otra aquí se utilizan todas las formas posibles de diálogo: entre ambos solistas, entre ellos y la orquesta y entre los diferentes miembros de la orquesta. Las Cadencias compartidas en las que se pasan la melodía de un instrumento a otro confirman que Mozart es "operístico".
El momento más sublime fue las cadencias finales del primer movimiento cuando el rostro de Daniel Sánchez repasaba o recogía la melodía de o para Nidhal. Es un placer cuando nos visita un importante solista para ejecutar un concierto, pero imagino que cuando el primer violín y el primer violista, al igual que el trompetista trasandino -Fernando- y la del "Muy Cercano Oriente" (Uruguay) -Camila- que siempre ensayan y tocan juntos, se acompañan, debe tener un gusto especial, porque después de todo destaca mejor lo que siempre hacen juntos, con el resto de la orquesta. Y si en un rondó la melodía se repite varias veces, es lógico que como bis se "repitiera el rondó" final y el violista visitante de Santa Fe Gabriel Mateos saludara con su hijo Rafael.