Inconfundible en su estilo, divertido con la gente y asesino con la guitarra. Así estuvo Javier Malossetti junto al joven grupo Electrohope, en su recital de la noche del viernes. El espectáculo duró casi dos horas y media y estuvo cargado de condimentos que el versátil músico logró combinar de manera fluida e intensa. Javier arrancó la velada preguntando: "¿Che, les gusta el blues?" y todos contestaron alocadamente que sí a los gritos. Así dio pie a interpretar las canciones de su último álbum Ten. Disco Infierno, Benja, Medley: Abide with me, Delpo o Flowers Island, fueron piezas que se destacaron entre el jazz, blues, funk y otros ritmos fusionados. Durante los solos de guitarra y bajo, se notaba cómo vibraba cada parte de él compenetrado íntimamente en su ejecución. Sus acompañantes en el escenario no se quedaron atrás y se lucieron en el teclado, el bajo, la batería y en percusión con una entrega armónica total. En tanto, Malosetti recordó su paso por el Auditorio Juan Victoria en el 2005: "En verdad fue inolvidable tocar allí, ese lugar es único y no hay nada que envidiar a otra sala en el mundo. Siéntanse muy orgullosos por lo que tienen".

El bajista se dio el gusto de llevar al público por una diversidad de sonoridades, como dirigiendo una gran orquesta con palmas, golpes o chasquidos de dedos. Y sin proponérselo, logró movilizar a algunos espectadores a bailar al compás de sus canciones. En síntesis, una actuación brillante de buena música que dejó satisfecho hasta al oído más exigente.