Le hizo subir los colores a Susana Giménez, quien tuvo que esquivar el halago cuando estuvo en su living, y le tiró los galgos a Lola Bezerra. Obvio que se trata de Esperanza Gómez, la actriz porno colombiana de 33 años que incendió la pantalla y puso a repiquetear las pupilas masculinas como si fueran pelotitas saltarinas.
Ella provoca ese efecto. A los 16 años, se lanzó a modelar lencería; y, en 2005, se convirtió en conejita de Playbloy TV con sus candentes 92-60-93 desparramados en 1.70 m de altura.
Con el visto bueno de su padre, pese a que estudió diseño de moda, rumbeó a California a probar suerte. En 2009, fue el gran destape en South Beach Cruising Three, su primer film para adultos. De ahí en más, le tomó el gustito al XXX.
Tanto le gusta lo que hace que no usa pseudónimos ni tiene doble vida. Y, su pasado no es como el de cualquier nena; hasta los 9 años durmió con sus padres y estuvo presente en sus momentos de mayor intimidad.
Pero esta bombona tiene dueño. Está casada con un empresario, que siempre soñó con una estrella del cine condicionado. "Yo soñaba tener un hombre que me apoyara y que disfrutara esto conmigo’, confesó la voluptuosísima, que aunque le apasiona quedar como Dios la trajo al mundo, para las cámaras; cuando se apagan las luces, dice ser tan tímida que si va por la calle con un vestido muy escotado se sonroja. En fin…
Lo último que se pierde es la esperanza, dice el refrán; pero aquí sobra para alimentar a los desesperanzados del continente, ¿no?

