FOTOS MARCOS URISA


Entre 1777 y 1812 entraron al puerto de Buenos Aires y Montevideo más de 700 barcos, con 72 mil esclavos africanos. Hacia 1810, la capital del Virreinato del Río de la Plata contaba con alrededor de 40 mil habitantes y se calcula que un tercio eran de origen africano. Que la nación estuvo fundada por inmigrantes blancos europeos es un mito ya anacrónico que de a poco está derrumbándose ladrillo por ladrillo. Así como en el resto del continente, desde 1585, el legado cultural de la población afroamericana fue contundente y perseverante con grandes influencias hasta el presente. Entre las herencias que dejó fueron notorias las huellas en la música, tanto en sus ritmos, sus danzas y sus cantos. Hace unos diez años que en San Juan varias comunidades artísticas tomaron conciencia de estos lazos y, con estudio y preparación para conocer las raíces, pusieron en marcha espacios de formación para el desarrollo afro que hoy es una tendencia que va creciendo en adherentes. Así fue que se llegó a una propuesta integral entre Martín Castro Meglioli (percusión), Giselle Slavutzky (danza afro-contemporánea) y Guadalupe Agost (candombe rioplatense) a concretar una serie de talleres transversales realizados hace meses y esta noche, lo aprendido por sus estudiantes quedará plasmado en un espectáculo escénico a todo ritmo. Es el Encuentro de Tambores y Danza Afro que se dará en el Salón Las Margaritas. En dicho evento, los ensambles harán las representaciones por cada ritmo y con cada instrumento correspondiente. Por ejemplo, para la percusión afrouruguaya o candombe, los chicos, el repique y el tambor piano; para la percusión afrobrasileña, los zurdos graves, los repiques, los timbales y redoblantes; para la percusión más criolla por así decirlo, el bombo legüero, para ejecutar zambas, vidalas y chacareras; otro será el ensamble de percusión afroandina con filas de cajones peruanos, kongas y otros accesorios, para dar lugar a ritmos de Senegal, el landó, los ritmos de Puerto Rico y la cumbia colombiana. A esto, sumado a los estilos de danza de candombe, bloco afrobrasileño, cumbia, bomba y plena, la propuesta mostrará una mixtura de sonidos, bailes y melodías en una rica diversidad de estéticas que motivará al público mismo a mover también el cuerpo.


Castro Meglioli es el director de este espectáculo y contó a DIARIO DE CUYO la génesis de este proyecto integrador. Conocedor de esta tendencia creciente de la práctica de la música y los ritmos de raíz afro en la provincia, Martín estuvo viajando por diferentes provincias para nutrirse de técnicas, instrumentos y saberes para aplicarlos en el pago local. Así fue dándose estas clases de percusión latinoamericana, incorporando contingentes y contagiando a músicos profesionales, amateurs y otros de ámbitos no artísticos.

Preparativos finales. Los alumnos de los talleres de percusión y danza repasan y ensayan los cuadros antes de la función principal.


Pero ¿qué es lo que facilita esta confluencia? Martín responde: el tambor. "El tambor acerca intereses diferentes, entre artistas, incluso abogados o contadores y docentes que vienen a sentir y a descargar sus energías. Cada uno con su aporte, no importa cuánto conocimiento tenga, suma a un propósito mayor, que es el ensamble", explicó el percusionista.


"Sucede un vínculo social en estos ensambles, en el que quizás no se conocen mucho entre sus miembros, pero logran algo más grande, con un espíritu cooperativo. La percusión, por nuestra historia, representa esos orígenes afro que, en Argentina, todavía se trata de tapar. Aunque no se conozca qué pasó con los afroargentinos, pero con el sólo hecho de tocar un tambor, esa historia ya está representada en sus sonidos", amplió. 

Diferentes ritmos representativos de cada región son abordados a partir de una gran diversidad de instrumentos con sus respectivas características.


Porque para él, ante tanta vida moderna, el tambor ayuda a volver a los orígenes. En lo simbólico, juega un papel importante desde ancestral, lo cultural y para todo tipo de rituales y ceremonias, desde lo mágico y lo religioso, lo cotidiano, el trabajo, porque estuvo y está siempre presente. Para Slavuztky, el ritmo de los tambores es indivisible a la danza. "Es un vínculo que integra una dualidad, que, desde la cultura occidental, hemos escindido. Música y danza son expresiones que se constituyen a sí mismas, por eso es un gran aprendizaje que nos dejan las culturas afroamericanas que practicamos en estos ensambles. Lo que más me gusta de esta sonoridad, es el latir del cuerpo, el latido propio del corazón. Eso es lo que marca el tambor", definió la profesora de danza y bailarina. Por último, el tambor produce ese trance liberador, Giselle fundamentó que esa sensación "genera un estado de conciencia para concentrarnos con la espiritualidad".

Para el evento, participarán Fabricio Pérez en guitarra y voz, Pepe Blasco en voz, Fabrizio Banchig en flauta y voz e Inés Frete en clarinete. La cita es en Lateral Acceso Sur y General Acha, a las 22 hs.



Para tomar clases

  • Candombe: lunes 19 hs o martes 20.30 hs con Guadalupe Agost, info: 3804284699.
  • Danza Afrocontemporanea (intensivo octubre) comunicarse con Gise Slavutzky, info: 2644678737.
  • Ensamble de bombos legüeros: martes 15.30 hs; percusión de candombe (inicial) martes 17 hs; ensamble afrobrasileño: miércoles 17 hs; ensamble de percusión sábados 19 hs con Martín Castro Meglioli: 2645422455.